Por Irán Capote ()
Pinar del Río.- Ahora que está en auge la llevada y traída “descolonización cultural“ como palabra de orden (la orden de descolonizar la cultura está dada), ahora que te manejan el término cada vez que un artista o intelectual cubano aparece en la televisión, ahora que la culpa no es de las vacas sino de los reguetoneros, los influencer y de las redes sociales, ahora que seguro se escribirán libros y harán mesas redondas sobre el tema, materiales que no se empujará nadie… Pues ahora mismo, cuando salí echando de mi casa y busqué una una mesa en la librería para terminar el guion que el apagón no me dejó terminar en casa… se aparece una muchacha y me pregunta si yo sé algo sobre Netflix.
Quedóme tieso.
Le digo que no, porque no estaba para complicarme explicando cosas.
Ella insiste en el tema y me dice que su pareja le estaba pagando la cuenta desde “el yuma“. Y ella quería compartir su cuenta con la vecina, porque la programación de verano de la TV ¡no hay Dios que se la mande!
Yo me tuve que echar a reír, porque no hay verdad más rotunda de que los mismos que luchan ahora por la “descolonización“ son los culpables de que estemos “colonizados” con las nuevas tendencias y formas del mercado.
La gente necesita que el arte y la cultura también sean entretenidos y no una cosa tediosa como nuestra televisión y las muchas propuestas culturales que ofrece el sector de la cultura.
Los que quieren descolonizar han sido los culpables de que la colonización nos entrara con las patas abiertas. Porque evadiendo el desastre nos fuimos hacia el terreno de aquello que no nos haga complicarnos tanto. Y ahora estoy hablando como ciudadano y no como artista.
Porque después de un día de apagones y de inventar qué comer o cómo poder salir de la isla, nadie, ningún cubano, sea de la generación que sea, tendrá deseos de zumbarse un Escriba y Lea; una Mesa Redonda, un Curso de Universidad para todos o un programa de Con Filo.
Que tire la primera piedra aquel que tenga deseos, entre calores y apagones, de tragarse un libro de esos guapos que hablan sobre la cultura y la historia que abarrotan las librerías cubanas sin que nadie los mire.
Que tire la primera piedra aquel que no ha escogido después de un día de hambre, un peliculón de patá y piñazo antes que un documental de esos políticos y potentes con el cuento de los americanos son los malos y nosotros los buenos…
En fin, que cada vez se nota más el divorcio entre la política cultural cubana y la realidad miserable. Que me la tienen pelada con el lleva y trae de la descolonización en boca de representantes de la cultura que no dan ni dicen dónde hay.
Si no quieren que vean Netflix, llénales la panza primero, dales un techo seguro y ofrécele garantías para su vida futura. Si no quieres que vayan a perrear con Bebeshito y se emborrachen, dales las ganas de vivir y quedarse en este país.
Porque no juega el estómago vacío con una palabra tan larga como : “descolonización”
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