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Por Fernando Clavero ()
La Habana.- Desde hace más de un mes, la cada vez más exigua afición cubana al béisbol quiere saber quién será el manager para el VI Clásico Mundial. Sin embargo, contrario a lo de otras veces, le dan largas al asunto.
En la Comisión Nacional y la Federación Cubana están por designar uno desde hace semanas. Les da lo mismo que sea Germán Mesa, Rey Vicente Anglada, Alfonso Urquiola, o hasta el defenestrado Armando Johnson. Pero lo han demorado porque no es un tema de ellos.
Desde hace muchas semanas, los dirigentes del béisbol enviaron su propuesta de timonel al INDER. En el organismo deportivo, según fuentes muy bien informadas, descartaron una de las propuestas y lo enviaron a la dirección del país. Estos serán los que decidan, y se toman su tiempo.
Por cierto, en la reunión en el Latino incluyeron a Alfonso Urquiola. Hicieron algunas consultas para no meter un libretazo y, luego, en la dirección de la televisión recibieron la sugerencia de entrevistarlo, para borrar aquello que dijo en una entrevista que explotó las redes, hecha por el colega Michel Contreras hace ya muchos años.
Aquella vez, el otrora segunda base no dejó títere con cabeza. Y la emprendió, sobre todo, con Rodolfo González, a quien enviaron a charlar con él esta vez. Urquiola se hizo el que había pasado la página, el que aquello no le interesaba. El pinareño quiere ser manager.
Ahora mismo es el mejor director de Cuba. Lo ha demostrado siempre. No solo ganó en Pinar del Río, sino en Panamá, y en la Serie del Caribe. A su favor puedo decir que conoce el béisbol, que ha dirigido mucho fuera de Cuba, que no se enamora de nadie y que no permite injerencias externas en el equipo.
Eso, que lo hace grande a los ojos de los aficionados, sienta mal en los organismos que deciden. Durante muchos años, los equipos se dirigían desde La Habana. O por lo menos acá, dos o tres que se creían muy eruditos decidían sobre line up y lanzadores. Si ganaban, el mérito era del comandante, un tipo al que le hicieron creer que conocía al dedillo todo, pero si caían, la culpa era para el manager, que, a fin de cuentas, era el que daba la cara.
Eso con Urquiola no sirvió. Alfonso no le va a permitir a nadie que quiera hacer su trabajo. Aunque lo más probable es que le pongan alrededor a un ‘consejo de sabios’ para que lo asesoren en todo, como si hiciera falta. Pero así funciona en Cuba el béisbol.
El equipo que trabajará con los jugadores que irán al Clásico será multidisciplinario. Varias de las más grandes glorias del béisbol estarán en la preparación. Pero puede que quienes no estén sean los peloteros que juegan en Grandes Ligas.
En la edición anterior estuvieron Luis Robert, Yoan Moncada, Andy Ibáñez y alguno más. Esta vez, además de esos, anunció su asistencia Andy Pagés, pero ya Trump metió las manos en el asunto y dijo que «de eso nada», que Cuba estaba sometida a sanciones, y que los jugadores pertenecían a las Grandes Ligas.
Y como las Grandes Ligas es un torneo de Estados Unidos, lo más probable será que Pagés se quede con los deseos, y el resto también. Más alguno otro que querrá asistir para que lo vean en una lid al máximo nivel.
Con esos, con los Grandes Ligas mencionados, Cuba está por detrás de la mayoría de los equipos y de todos los de la cuenca caribeña. Sin ellos, será ‘la mona’ del torneo y puede que no gane ni un partido.
Con algunos de los que juegan en Japón, los pocos que pueden llamar de ligas cercanas, como la de México, y los de la Serie Nacional, le podrán poner el nombre que quieran, pero no ganarán nada.
En esa situación, muy poco importa el nombre del manager, porque no podrá hacer nada para que el equipo que dirigirá sea mejor. No podrá convocar a los jugadores que quieran participar, y muchos menos a todos los nacidos en Cuba.
De esto no tiene la culpa Trump. No es el presidente de Estados Unidos el que está politizando el deporte, como intentan decir algunas voces por ahí. Cuba fue el primero que lo politizó todo con aquello de eliminar el profesionalismo, porque en el deporte rentado el hombre es una mercancía.
Ahora, a tragar con lo que pueda ocurrir. Por si acaso, voy a hinchar por República Dominicana. Porque creo que entre ellos, Japón y Estados Unidos va a estar el próximo campeón. Por cierto, esas naciones son las únicas que lo han ganado.