Enter your email address below and subscribe to our newsletter

DEL BAÚL DE LOS RECUERDOS: LOS PELLIZCOS DE PENTÓN

Comparte esta noticia
Por Rolando Feitó ()
Novosibirsk.- Todavía mi abuelo Serafín tenía su garaje y yo no había cumplido mis ocho años de edad cuando conocí a Pentón, un chofer de una camioneta de pasajeros que daba viajes desde Santa Clara a Sagua, si mal no recuerdo.
Pentón era cliente fijo de mi abuelo. Llegaba a «cogerle» el ponche a sus neumáticos y él mismo con la llave de cubo en forma de cruz desmontaba sus ruedas con las llantas y luego las montaba en su camioneta verde oscuro.
Era un cubano «jodedor», como casi todos los que venían a la ponchera de mi abuelo que, entre chistes y risas, resolvía su problema para luego seguir hasta la terminal a recoger su pasaje.
Lo único que hacía diferente a Pentón era que él era manco. Había perdido sus dos manos en un accidente y para todo, desde manejar hasta cambiar las llantas, lo hacía con los muñones que le quedaban un poco más abajo de los codos.
Y así y todo decían las mujeres que lo conocían que metía tremendos pellizcos…

Deja un comentario