Por Manuel Viera ()
La Habana.- En paz descanse el muchacho. Lleguen mis condolencias a familiares y amigos. Lo cierto es que falleció desde el mismo momento en que recibió el disparo. Todo lo otro fueron esperanzas para unos y puro circo para otros.
Desearía que se le respetara, ahora que ha fallecido, pero es casi imposible evitar que se continúe con el circo por algunos días. Las imágenes de los exteriores del hospital en fiesta y bebedera, las imágenes de vigilias con discursos a modo de reunión del CDR, los twits donde prominentes dinosaurios lo calificaban de revolucionario y patriota, incluso las imágenes desde El Rincón o las canciones de Cándido y compañía quedarán como evidencia de hasta donde puede ser hipócrita y patético el ser humano.
Es casi imposible que algunos sigan usando su imagen para engordar sus cuentas de banco y sus listas de seguidores. A esta hora ya estarán en el cuartel general de malevololandia ideando algún nuevo show con que entretener a los cubanos una vez terminado este capítulo.
Que no lo crearon ellos, es cierto. Pero es un hecho que lo han usado convenientemente para intentar aglutinar cubanos entorno a un proyecto fracasado.
Desde que el Taiger entró al hospital unos 10 cubanos han perdido la vida en crímenes violentos y nadie se ha dado cuenta. Fallecieron sin velas, sin oraciones y sin noticias en los noticieros. Entre ellos hay, incluso, una adolescente de apenas 18 años.
Todo el mundo con la vista puesta allí, donde quieren que la pongas. Ahora revivirán a Lázaro y Yarelis, o montarán de nuevo el número de las felpitas o dirán de nuevo que Marianao esta lindo y allí irá el rebaño, siempre detrás de lo banal y lo planeado.
Me mantengo al margen de todo esto. Cuando termine el show estaré de regreso, he escrito mucho por estos días.
Por cierto, un día como hoy de 1868 comenzamos a creernos pueblo, comenzamos a sentir la necesidad de pelear por nuestros derechos y por nuestra patria, algo que parecemos haber olvidado
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