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DE DONALD TRUMP Y OTROS DEMONIOS

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Por Hermes Entenza ()
Nuremberg.- Donald Trump es presidente, y el cuerpo lo sabe.
Donald Trump no es tan idiota como muchos creen, y su equipo de promoción ha sido de los mejores del siglo XXI.
En su discurso, mientras escuchaba su tono de voz, la música de fondo y los aplausos, no pude evadir el fantasma de Fidel Castro. Son dos figuras que alcanzaron el podio por ser distintos a la mayoría de los caudillos o presidentes: parlantes de alta gama, con la capacidad de convencer aunque sepamos que algo no va bien.
Yo no vivo en USA, pero tampoco vivo en Cuba; así que, a pesar de que domino el intríngulis político con el mismo conocimiento con que domino la física cuántica, o sea, nulo, voy a decir lo que pienso:
Mr. Trump tiene fama de estar loco, pero está más cuerdo que toda la plataforma demócrata. Su última postulación acabó como los títeres, y después de rollos, asaltos al Capitolio y promesas rotas, el abuelo Joe Biden no supo ni siquiera aprender a caminar por los pasillos de la Casa Blanca. Si hay un culpable del advenimiento de Trump, es Biden y su incapacidad para dirigir un país desde el puesto administrativo más importante del mundo. No me asombra si todavía, hoy martes, el pobre hombre esté preguntando quién salió de presidente.
Tampoco es tan tonto Biden; procede de una tradición espectacular, y su formación es bien sólida, pero este mandato suyo dejó mucho que desear, perdiendo seguidores a granel y cometiendo errores políticos garrafales.
Trump aprovechó que su contrincante es de bajo tono, y sabe que una potencia como Estados Unidos necesita a un tipo que saque del letargo a todo un país.
Cuando vemos su discurso entendemos que el mundo ha cambiado más rápido de lo que imaginamos, y los paladines mutan, emergen y sacan una espada de acero en tiempos de balas inteligentes. Biden tampoco supo adaptar su política a los tiempos que corren. El mundo cambió drásticamente a partir del año 2019, y se requiere mucha visión a mediano plazo para dirigir.
Es fallida la salida de Estados Unidos de la OMS, porque simplemente el gobierno debe respetar plataformas internacionales que tanto demoraron en instaurarse.
Es altamente nocivo el cantar sobre la creación del ejército más poderoso que se haya visto, porque es un discurso que suena obsoleto e intervencionista.
Me parece tonto, irresponsable y falto de ética que a estas alturas el presidente de una nación esté declarando ofensas a la comunidad LGBT+, pero además, se contradice proclamando que el país será la capital de la libre expresión. Este es un dislate más entre los tantos que dice, como cambiar nombres de golfos y anexarse Canadá. Parece como si hubiese visto un discurso en el Berlín de 1940.
Sobre los acuerdos para emigrantes duele terriblemente saber que miles de cubanos no lo lograron, y a partir de hoy va ser doblemente difícil salir huyendo de la isla cárcel.
Se acabó el Parole Humanitario, y eso duele. Sé de cientos, quizás de miles, que han quedado varados sin salvación en una isla que se hunde minuto a minuto sin posibilidad de salvación.
El culpable del sufrimiento que ya llega a los que quedaron en Cuba, además del golpe trumpista, es el gobierno cubano que ha dejado el Titanic a la deriva, y poco le importa que el pueblo ansíe una vida mejor, y que ese sueño dependa de irse lejos porque en la patria está la noche eterna.
Cuba volvió a entrar en la lista de países patrocinadores del terrorismo; bueno, Cuba nunca se fue de la lista, solo hubo un retozo de dos presidentes que, en gran jodedera juegan parchís con el mapa cubano. ¿Biden no sabía o ni siquiera se imaginó lo que iba a suceder apenas dejara la sala oval ? Lo dudo.
Por su parte el gobierno cubano ha hecho par de declaraciones, tildando a Trump de abusador, indecente, mentiroso y dos o tres cosas más. ¿Qué querían, que todo fluyera normalmente después de tantos años apañando a Hamás y abrazando a Nicolás Maduro como el hijo bueno?
El mundo sabe y guarda todas las declaraciones oficiales y la capacidad de aliarse con los malos; eso es tan viejo como la historia de la Revolución Cubana. ¿De qué se quejan? Han tenido mil oportunidades de salir a flote, y una simple declaración del gobierno ha echado por tierra cualquier actitud de conversación con fines sólidos de desarrollo. Eso es muy viejo también, y desde 1959 Cuba ha interferido mil y una vez en cuanto conflicto ha aparecido, ha dado refugio a gran cantidad de terroristas, ha declarado abiertamente su adhesión a regímenes totalitarios y asesinos, ha formado guerrillas por doquier. ¿Qué pensaban? De niño me obligaron a recitar: Mira con quién andas y te diré quién eres.
Esa ha sido la política externa del gobierno cubano; la política interna todos la sabemos: miles de prisioneros políticos, deportados, golpizas, fusilamientos, prisión, censura, cero democracia, cero libertad, cero posibilidad de disenso, cero opiniones políticas. ¿Por qué lloran entonces, si además de Donald Trump, son ustedes los culpables de que Cuba tenga un puesto de honor en esa lista?
Ojalá el nuevo presidente de Estados Unidos sea más coherente y entienda que el mundo no necesita una potencia intervencionista que quiera alejarse de la sinfonía universal; una potencia que impide mil derechos a su gente.
Ojalá el gobierno de Cuba tenga la luz larga para escoger el único camino que se avizora: dejar el poder en manos de gente lúcida y declarar su falta de neuronas para lograr un mínimo avance social.
Cuba tendría que hacer mil cosas para salir de esa lista: alejarse de los ejes del mal, liberar al pueblo de peso de un partido único que solo ha causado miseria, liberar a todos los presos políticos e instaurar un estado libre y democrático, donde los que disientan tengan el derecho a decirlo en alta voz y no vayan a prisión.
Todo eso sería muy hermoso, pero no creo que lo hagan nunca.
La política causa daños cerebrales.

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