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Por Javier Bobadilla ()
La Habana.- La Dra. C. Miriam Nicado García usa un tono de voz específico para amenazar. Escuchen el audio filtrado de la reunión con los universitarios.
Es el mismo tono en que hablan las nuevas clarias, una mezcla de condescendencia y autoridad. Digo «nuevas clarias», porque en estos momentos en que las bombas caen sobre los aliados y los apagones caen sobre La Habana, hay que sacar a las clarias de lujo.
El viejo loco revolucionario mantenido por unos hijos miamenses sin conciencia política que está ladrando las mismas consignas desde que Fidel entró a La Habana ya no es útil. Activan entonces otras clarias, que empiezan quejándose tímidamente de los precios de ETECSA, y cuando vas a ver te están haciendo el crecimiento del Partido.
Cuando son descubiertas, estas clarias usan ese lenguaje, el mismo de Miriam Nicado. A veces, hasta logran su misma sonrisa fingida.
Y no me malinterpreten. Yo respeto a mis oponentes, cuando se lo merecen. En alguna parte hay estrategas que para mí sería un honor enfrentar. Esos estrategas, en estos tiempos, están ahogados bajo el peso de la burocracia de los inútiles y corruptos en posiciones de poder. Hay soldados también, dispuestos a cumplir su misión hasta las últimas consecuencias, y eso es honorable. De ahí en adelante, todos son clarias y perros de presa.
Quizá Miriam Nicado hubiera sido una de esas personas que yo pudiera respetar, hasta que oí el audio.
«Si no vienen a clases (…) tiene un matiz de huelga. Y nosotros creemos que si es una huelga, entonces sí es contrarrevolución.»
«La manera en que se dice se interpreta, porque entonces tiene que ver con un asunto de chantaje…»
Eso es solo el principio, pero ahí, en esas dos frases iniciales, en la entonación de su voz, en la amenaza implícita y el chantaje emocional, te ahoga el asco. En la fría y cuidadosa entonación -casi maternal-, en la voz tersa y fluida, se adivina el discurso preparado con la conclusión al principio, para que sepas que tu protesta se acabó aquí. Para que recuerdes que hay una cosa abstracta que se llama Revolución y que tiene más derechos que tú.
Miriam Nicado es un perro de presa. O una perra.
Y es para mí motivo de reflexión, hallarme aquí después de todos estos años, ofendido y ofendiendo a una mujer doctora en ciencias que pudiera ser mi madre. Nadie sabe los vericuetos que le depara el destino. ¿Debería degradarme hasta esto? ¿Esa miserable excusa de ser humano lo vale?
El hecho de que pudiera ser la abuela de sus alumnos lo hace aún más retorcido, más aberrante. Donde debería haber alguna especie de sentido maternal hay insidia. Hay un regocijo en el ejercicio del chantaje. Todo esto se oye en su voz.
Y es precisamente por eso que la repulsión es paralizante. Hay cosas peores que la represión. Hay una sensación de pérdida irreparable cuando el enemigo empieza a convertirte en él. Es el día en que comprendes que son monstruos, y están transformándote en un monstruo. Cuando sabes que no puedes ganar esta guerra sin perderte a ti mismo en ella.
Ese día aceptas que intentar salvar a Cuba pasa por aguantar la respiración y sumergirse en una mierda particularmente asquerosa.
¿Contrarrevolución, Miriam Nicado? ¿Los chamas de 20 años que están viendo como a las generaciones anteriores los pasaron por la máquina de destruir la existencia, y ahora les toca a ellos?
En Cuba, respirar es contrarrevolución. Seguir vivo y respirando es un acto político de resistencia. Aspirar a una vida humana es contrarrevolución. Soñar con un futuro diferente es contrarrevolución.
Lo único que no es contrarrevolución es obedecer, y las órdenes, que siempre fueron despóticas, ahora además son de una incoherencia y una estupidez rotundas.
En medio de la Patraña Multidisciplinaria de ETECSA, el representante de la FAMCA se retiró. Vio que aquello no tenía otro sentido que la vieja bolita por la canalita, y él no iba a perder su tiempo en eso.
En varias facultades de la UH -MatCom incluida- repudian el comunicado final de la FEU, y demandan la renuncia de su directiva.
¿Dónde estabas tú, cuando tus hijos protestaban?
¿Dónde estabas tú, cuando Miriam Nicado los acusaba de contrarrevolución, el Pecado Capital de nuestro infierno?
Tú no vales que yo me convierta en un monstruo. No vales que yo me sumerja en esa mierda, aunque ahí abajo logre, de alguna forma, encontrar el camino de vuelta a la cordura.
Pero tus hijos sí lo valen.
¿Se protesta por los gigas de datos?
Tú sabes bien por qué se protesta.