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Por Pedro Monreal (El Estado como tal)
La Habana.- Los datos oficiales de la inversión acumulada en el periodo enero-septiembre de 2024 confirman la torcida prioridad del gobierno cubano que fomenta una crónica distorsión “planificada” del patrón inversionista nacional, favoreciendo el turismo y desatendiendo otras actividades.
Los datos indican que se mantiene un injustificado alto peso relativo de la inversión asociada al turismo en enero-septiembre de 2024 (37 por ciento de la inversión total nacional), a pesar de que durante el periodo se registró una baja tasa de ocupación hotelera de 24,2 por ciento.
La persistencia del reducido peso relativo de la inversión agropecuaria (apenas 2,8 por ciento de la inv. total) parece indicar que la “prioridad” oficial respecto a la seguridad alimentaria no pasa de ser una engañosa consigna. La inversión agropecuaria fue 13 veces inferior a la turística.
El sostenido predominio de la inversión principalmente asociada al turismo hace que esta tenga un peso relativo muy superior a la inversión combinada en la industria manufacturera y en el sector agropecuario, dos áreas claves para la productividad, el bienestar y los eslabonamientos productivos.
La inversión total nacional creció 7,25 por ciento a precios corrientes en enero-septiembre 2024 comparada con igual periodo de 2023, pero en un contexto inflacionario se habría producido una reducción real de la inversión.
Con una baja tasa de inversión medida como por ciento de la formación bruta de capital en el PIB y con un patrón de inversión muy deformado, son totalmente insulsas las declaraciones oficiales acerca de que la economía nacional se “oxigena”.
Este mes tendrán lugar dos eventos que, en principio, pudieran decidir corregir el deformado patrón de inversiones de Cuba -el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista y el cuarto periodo de sesiones de la Asamblea Nacional- pero nada indica que pudiera superarse el inmovilismo actual.