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Por Anette Espinosa ()
La Habana.- El Sistema Electroenergético Nacional (SEN) volvió a caerse, informó la Unión Eléctrica en una escueta nota, en la cual advierte que el motivo fue la salida de funcionamiento de la termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, sobre las dos de la madrugada de este miércoles.
Para los cubanos ya no es noticia que estas cosas ocurran. Forma parte del diario vivir, porque en los últimos tiempos, por cualquier motivo, se ha caído el SEN, con todo lo que implica en la vida del cubano, pero sucede una y otra vez y no pasa nada, porque se ha vuelto normal.
El ser humano se acostumbra a cualquier situación y los cubanos nos hemos adaptado a apagones de hasta de 20 horas al día hacia el interior del país, a que cada cierto tiempo, por cualquier motivo, hasta por un ave posada en una línea, se caiga el SEN, a perder la comida y a no tener cómo cocinarla…
Y nos hemos adaptado a que los responsables -léase gobierno- ya no necesiten justificar nada. Y cuando digo responsables, insisto en el gobierno, porque todas las empresas cubanas son propiedad del gobierno, entre ellas la Unión Eléctrica, al cual pertenece el SEN y las termoeléctricas y todos los sistemas de generación.
Ahora comienza un período de incertidumbre total, otro más y más acentuado, en el cual los cubanos tendrán que esperar, en medio de la zozobra, porque vayan conectando regiones luego de sincronizar las unidades generadoras, hasta que vuelva a tener corriente casi todo el país, porque algunos de los afectados por el huracán Rafael aún están sin servicio.
A estas alturas, uno podría hacerse muchas preguntas, pero sería por gusto, porque nadie les dará respuesta, ninguno de la cúpula dirigente saldrá en televisión o aparecerá en redes sociales a autoinculparse, porque eso es imposible en Cuba. O sí, aparecerá alguno, casi seguro el farsante que han colocado de presidente, a decir que los de la Unión Eléctrica son unos héroes anónimos y que la culpa de la caída del SEN es del bloqueo.
El bloqueo ha sido la coartada perenne del castrismo desde 1990 hasta la fecha, solo que ya nadie le cree sus coartadas.
¡Pobre Cuba y los cubanos!