CUBA, OTRO AÑO EN EL PANTANO Y SIN NAVIDAD

Por Jorge de Mello ()

La Habana.- Abro la ventana de la cocina a las 6:00 de la mañana, la temperatura ha bajado notablemente y el silencio es grande, los pájaros del patio no han iniciado su concierto habitual y se siente una paz que durará solo varios minutos más.

Fiel a mi ritual mañanero, pongo la cafetera en la hornilla y, mientras espero la colada, repaso mentalmente los deberes del día y los sucesos del momento.

Estimulado por la atmósfera invernal imagino que en estos días una buena parte de la humanidad está iniciando los preparativos de las tradicionales fiestas navideñas, abriendo un período de alegría, paz, regalos, celebración y unión familiar. Al finalizar este mes concluirá también un importante ciclo de tiempo, momento en el que suelen tejerse las esperanzas para el período que comienza.

Se va otro año y es imposible olvidar que nuestro país sigue hundido en el pantano de los caprichos políticos, por lo que una buena parte de los cubanos no tendremos motivos para celebrar ni planes nuevos que cimentar en estas jornadas que deberían ser de júbilo y esperanza. La mayoría sufrimos las excesivas precariedades de una crisis casi endémica que a las autoridades no les interesa solucionar.

Muchos padecen el dolor que produce la separación de sus seres queridos; pues sus hijos, hermanas, nietos, sobrinas o esposos emigraron o están presos injustamente por reclamar el derecho a construir una existencia digna.

Cuba merece una amnistía para todos los presos políticos, pero el gobierno no la va a realizar ni siquiera como una muestra de indulgencia, o para en

Cuba necesita cambios profundos que permitan reconstruir el país entre todos, para propiciar una existencia provechosa sin tantos sacrificios inútiles. Pero los que podrían iniciar los cambios no están interesados en hacerlo.

Todo indica que durante el nuevo año seguiremos chapoteando en la misma encrucijada. Nada cambiará, porque los cubanos tampoco hemos sido capaces de cambiar.