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René Fidel González García
Santiago de Cuba.- Ahora que les llaman una vez más confundidos, manipulados. Ahora que les hacen fotos y toman nota de su carácter y coraje para después crear silenciosas comisiones disciplinarias en las universidades. Reprimen a los estudiantes que han rechazado resueltamente el plato de lenteja que les ofrecieron, como probablemente no se hacía en Cuba desde Baraguá.
Ahora que desde fuera de Cuba, políticos y representantes de otros países reviven el recuerdo de antiguas tutelas y soberbias. Es como si los cubanos no fueran capaces de ser libres y autónomos en la política. Es como si nuestra alma intacta a todo hubiera olvidado alguna vez la profecía de libertad y de la justicia toda.
Ahora que la vergüenza vuelve a ser revolucionaria y no lo que se siente por vivir callando. Por ver la injusticia en silencio y no hacer nada por cuidar la prebenda y el estatus. Por tener que simular, por vivir repitiéndonos soy indiferente a la suerte del otro. Por llorar por las noches por no tener coraje para tratar de oportunistas a los oportunistas, de cobardes a los abusadores enquistados en el poder. Por no denunciar a los corruptos que malversan con los privilegios. De represores a los que excluyen y castigan al otro por ser otro, de esbirros a los que medran y sirven al odio y la intolerancia. Con doctorados o no, de traidores a los traidores.
Ahora es cuando hay que pensar en Cuba y en lo que nos debemos como cubanos: la igualdad política para todos, la democracia para todos. Hay que asegurar los derechos y las libertades para todos. Para que nunca más Cuba sea la patria de las exclusiones, del castigo, de la discriminación política.