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Por Jorge de Mello ()

La habana.- En estos momentos el Planeta Tierra, que debería llamarse Planeta Guerra, está al borde de una catástrofe mayúscula. Sin embargo, los problemas de nuestra realidad local nos golpean con la urgencia de la inmediatez.

A pesar de que soy consciente de la crisis estructural profunda que está atravesando nuestro país, siguen llamándome la atención ciertas rarezas. Estos minúsculos desastres, aparentemente insignificantes, se han ido convirtiendo en parte de nuestra vida diaria.

Durante los últimos años he tomado fotos de algunas anormalidades que encuentro en mi andar diario por la ciudad. Estas que publico hoy son de hace dos días:
1.- Colchón tirado en un parque de El Vedado como si se tratara de un vertedero público.
2 – Contenedores de basura volcados en el medio de la calle por la población en una noche de apagón.

Nuevas modalidades de protesta

La repetición bastante extendida de hechos como estos me deja pensando. ¿Estamos ante nuevas modalidades de protesta y desobediencia civil? ¿O son el reflejo de la creciente desidia e indisciplina social?

La debacle general a la que nos han sometido sin opciones ha llegado a una situación extrema. Es difícil definir si estos actos de incivilidad son producidos por una mezcla de esas causas. O quizás sean por otros motivos que no logro precisar, porque no soy sociólogo ni analista político.

Personalmente, me preocupa que los cubanos estemos aceptando e incorporando a nuestra cotidianidad, con pasmosa naturalidad, estas pequeñas actitudes insólitas. Junto a otras más graves, son propias de una sociedad en proceso acelerado de degradación.

Es por eso que insisto en llamar la atención sobre un asunto que, comparado con los otros problemas trascendentales que nos afectan, puede parecer de menor importancia.

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