CUBA: EL CAMINO HACIA UNA EXPLOSIÓN SOCIAL INDETENIBLE

Por Joel Fonte ()

La Habana.- Este régimen genocida está empujando más y más a la nación a un espacio de violencia de alcance impredecible.

En Cuba asistimos, a mí juicio, a dos realidades que nos impone el Poder: la creación, por un lado -como resultado de la ingobernabilidad de un régimen corrupto e incompetente-, de una dramática realidad social, económica, política, que atenaza la vida de millones de seres humanos, y cuya solución no se advierte ni con la perspectiva más esperanzadora y, por el otro, ante la inevitabilidad de una reacción de la sociedad ante ese drama que sufre.

Una masa reacciona en general empujada por la razón o por las emociones.

Se actúa por dignidad, por decoro, por vergüenza, porque se llega a la comprensión de que la aceptación de tantas injusticias, de tantos crimenes es una actitud vil, es un acto de cobardía que nos reduce moralmente ante nuestra gente, ante nuestras familias, ante nosotros mismos, y se resuelve conscientemente el individuo a enfrentar esos abusos sin meditar más ni dejarse intimidar por las consecuencias de su obrar.

Asimismo, se actúa también movido por las emociones, por los instintos, por esos atabismos salvajes que Sigmund Freud consideraba ‘imprescindibles a la humanidad’.

Este régimen ha sabido por décadas administrar el inmovilismo, la inacción de la masa, apagando así su rebeldía con el empleo ininterrumpido de la propaganda manipuladora, de la ideologización, del adoctrinamiento, de la construcción en las mentes de millones de cubanos de la idea de que ninguna solución es posible fuera del sistema que ellos imponen.

Pero esos y otros muchos mecanismos dirigidos a apagar la dignidad de la gente, llegado el momento de extrema tensión, se fracturan.

En cuanto a los instintos, a la respuesta emotiva del pueblo frente al drama, el control del Poder es aún menor.

Por eso entiendo que la nación está siendo arrastrada cada vez con más urgencia a un contexto de violencia, de explosión social inevitable.

¡No más dictadura en Cuba»