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Por Arturo Mesa
Atlanta.- Por si aún no queda claro, el que se fue de la isla no lo hizo precisamente para protestar leyes que no puede entender. No le dijo a su esposa, espérame un par de años; voy a protestar por el nuevo presidente y después te llevo para allá, o regreso.
El que se fue, se fue a una inimaginable y dura lucha por quienes ha dejado atrás. Se fue a prepararles un futuro digno, en el que puedan ellos entonces, y si les apetece, protestar.
El que se fue, o mejor dicho, el que se tuvo que ir, vio una hendija en alguna ley por donde filtrarse, -como ya se filtraron millones de personas incluyendo esposas y exesposas de presidentes y vicepresidentes- y llegar a un país muy duro, pero abierto, amigable y generoso, para luego, tras mucho trabajo, soñar con reencuentros y entonces, finalmente, un futuro mejor.
Aquí no se protesta en las redes, (¿para qué?), se protesta en las calles, como ayer o antier cuando un Bernie Sanders reunió a miles de personas en una plaza y protestó abiertamente contra el establishment, algo que aún no puedes entender, contra los oligarcas y las políticas de “Dictador del Primer día” y nadie fue preso, o mejor dicho, si alguien lo fue, ya hoy está libre, no tuvo que esperar por el Papa y cuatro años de por medio para salir de nuevo a las calles.
Pedirle a un recién llegado que proteste es poco menos que cínico, y más aún desde la isla de la no protesta. Yo respondería si fuese a mí la crítica: a ver, ¿ya exigiste tus derechos? ¿Ya le hiciste entender al servidor público lo que significa ser un servidor público? ¿Ya sabes a dónde fue a parar el salario que no te pagaron, o el funcionario que te robó y hasta se fue? ¿Ya sabes quién inserta las boletas cuando no hay nadie mirando? ¿Ya protestaste por los 14 años de reordenamiento en los que nada se ordenó? ¿Ya exigiste un dirigente digno y con respuestas?
Aún ni te enteras por qué estamos aquí ¿Ya le explicaste al mandatario que está perdiendo la oportunidad del siglo de lograr una unión sin igual en tu país? Ni tú ni el mandatario en su día más lúcido lo van a entender jamás. Los grandes países tienen grandes democracias montadas detrás, y respetan la opinión aunque no estén de acuerdo. Aquí, sí, correcto, se vienen cuatro años muy duros, imagino, pero no sesenta y seis. Lo que vamos aprendiendo es la necesidad de una educación cívica y la importancia de respetar el voto.
En fin, esos detalles no te convienen, pero no te aflijas, yo -aún sin protestar- seguiré mandando lo necesario para que sigas jugando con el móvil y aplaudas cuando pongan la luz. Ojalá y esta vez con el primer minuto de generación autogestionada.