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Por Laritza Camacho ()
La Habana.- Si escogen dar «pan y circo» y la miga o las migajas no son buenas, deberían moverse en la arena gladiadores fuertes dispuestos a morir. No payasos y magos de pacotilla.
Hoy se habla de pan, cuando deberíamos comerlo (con sabor a pan, con olor a pan y no con esos sabores raros de los que habla la gente).
Pan, en griego, significa totalidad y es un prefijo de amplio uso para formar palabras unificadoras como panamericano.
También para formar palabras buenísimas, como panacea. O malísimas, como pancreatitis.
Del trigo se hace pan, el alimento sagrado, el más popular, el sostén de quienes viven de su trabajo. «Ganado tengo el pan: hágase el verso…» (Poema «Hierro», José Martí).
También es reclamo diario al cielo de los dioses: «El pan nuestro de cada día, danos hoy».
Verso, trabajo, ausencia, rezo, totalidad… si no podemos poner un simple pan en la mesa del cubano, entonces todo está mal y todo debe ser cambiado.