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Por Yoel Arias Hernández ()
La Habana.- La decisión de eliminar el Instituto Nacional de Asistencia y Seguridad Social (INASS) en vez de desaparecer Acopio (o las «organizaciones de masas» o alguna de la más de 200 empresas con pérdidas) por parte del Consejo de Estado me resulta increíble.
No por ver perlas como esta, anteriormente, uno está preparado para otra. El sentido común y de las prioridades escapa de las capacidades de ese órgano.
Si no estuviésemos enfrentando desde ya los efectos negativos del peor éxodo de nuestra historia, uno pudiera pensar que eliminar una institución como el INASS es una decisión acertada para eliminar la carga fiscal de la gruesa burocracia institucionalizada. Nada, todo lo contrario, disminuyó casi en un millón la población del país en casi dos años. La juventud ha emigrado dejando desprovisto de futuro a una sociedad afectada, desde hace mucho, por el envejecimiento y la baja natalidad, posiblemente lo único que tengamos para competir con el primer mundo super desarrollado: esperanza «de vida» alta y las mujeres en edad fértil no quieren tener descendencia o la aplazan.
El tema lo leí de casualidad en un artículo en La Joven Cuba (LJC) donde, además de esa gran noticia, hablaban de otras decisiones incorrectas y que hacen aguas casi desde que zarparon. En ese momento comenté:
» El estado está consciente de que la única forma de financiar la infraestructura de las Mipymes es el mercado ilegal de divisas, aun sabiendo que esto es así, no le garantizan a ese sector una fuente creíble de acceso a la divisa. A su vez, como consecuencia de lo anterior, la Bancarización es un fracaso, buena parte del efectivo en moneda nacional no regresa al banco pues se usa para comprar dólares del mercado negro, a lo cual se dedica buena parte de ese efectivo que no retorna.
«La propia Bancarización, la cual potencia, por no decir obliga, al uso de dinero electrónico, es un fiasco. Entre la casi inexistente red de cajeros automáticos, la inestabilidad en la generación de electricidad (a nivel nacional), la deficiente trasmisión de datos que brinda la única empresa de telecomunicaciones cubana y la incapacidad de las formas de pago online para manejar el flujo de operaciones que tiene que asumir diariamente, cuando hay corriente, se vuelve un chiste de mal gusto mientras genera desconfianza envía población a la que se le obliga a hacer pagos por QR sin más opciones.
«Dan mucha pena las instituciones del Estado cubano, son ineficientes, parecen estar improvisando o como se dice popularmente ‘metiendo un libretazo’ detrás del otro. Menos mal que la nuestra es una sociedad informatizada… no me hagan reír, si ni electricidad hay».
Aun así, uno se pregunta: ¿habrá alguien al volante? La situación del abasto de agua en todo el país abarca una nada despreciable cifra de población y peor aún, zonas históricamente intocables están afectadas, como el Vedado capitalino. Allí, por cierto, también está afectando los derrames de aguas albañales.
Muy sospechosa, por coincidente, son estas situaciones con la casi puesta a punto del monstruo de K y 23. En estos días de apagones su consumo eléctrico se hace notar más, mucho más. Su consumo de agua se puede inferir que no es por pipas y su desagüe no va a ser nada disimulado por la magnitud esperada de capacidad de generación de desperdicios (de todo tipo) y por la altura desde la que van a ser incorporados a las redes sanitarias existentes.
Sería muy buena idea reducir la empleomanía en ministerios y otras entidades a los más altos niveles. Como está la economía, la del país y la del bolsillo del ciudadano, con el desabastecimiento rampante y la estanflación (o como se le llame) las cifras de personas en desventaja, discapacidades, jubilados y otros creciendo, no le veo la punta a priorizar, precisamente, la desaparición del INASS.
No sé qué pensarán ustedes.