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CONTRAMAESTRE, CIUDAD DE FUTURO

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Por Arnoldo Fernández ()
(A mi ciudad, en su aniversario de fundación)
Contramaestre.- Pueblo mío, se dice que William Van Horne, bajo la sombra de un árbol te imaginó. Se dice que tomó un papel de trazas e hizo el croquis de tus calles y avenidas.
Probado está, porque existe el documento, que Van Horne encargó a un agrimensor de apellido Navarrete que registrara el documento para nombrarte Contramaestre, barrio de Maffo, Término Municipal de Jiguaní.
Puede ser una imagen de 1 persona y texto que dice "William Cornelio Van Horne"
Pueblo mío, dice la gente que sabe de urbanismo, que sólo podía compararse lo imaginado por Van Horne con el viejo Vista Alegre de Santiago de Cuba.
Van Horne imaginó el surgimiento de una población emprendedora, que podía convertir el sueño llevado al papel de trazas en una floreciente ciudad, orgullo de sus habitantes. Un yanqui, esa es la verdad, un yanqui llamado Willian Van Horne es el padre de la urbanización de mi pueblo, un yanqui que puso el ferrocarril en el corazón de lo que sería la urbe y nos puso alas para alcanzar una ciudad de futuro.
Puede ser una imagen de mapa, plano, plano de planta y textoLos hombres que hacían el puente sobre el río Contramaestre, la mayoría de origen español, se quedaron aquí, se mezclaron con los nativos de pueblos vecinos y de esa mezcla surgió el contramaestrense, un hombre de una infinita generosidad, sociable como pocos en la isla, laborioso hasta el agotamiento.
El contramastrense luchó por hacer realidad el sueño de Van Horne, lo consiguió, la prensa llamó a Contramaestre, ciudad de futuro, crearon café, cines, comercios, tan bellos y prósperos como los de La Habana, no por gusto en boca de la gente se decía que éramos La Habana chiquita.
Puede ser una imagen de 2 personas, multitud y textoY la gente no se cansó de echar palante, de traer al pueblo todo lo moderno que veía en sus viajes y así aparecieron sastrerías, panaderías, grandes almacenes, acueducto, energía eléctrica, teléfonos, farmacias, tantas cosas, orgullo de los de aquí.
La gente del mundo vino a Contramaestre, vio su prosperidad, el futuro que había y establecieron oficinas comerciales, se enamoraron de su café, de su ron, de su tabaco, de los cultivos varios, de su aire, tan sabroso cuando sopla de norte a sur, o de sur a norte, de sus manantiales, tan dulces, tan sanos.
Puede ser una imagen de 3 personas, tranvía, calle y texto
Contramaestre, pueblo mío, parido en la mente de un yanqui llamado Willian Van Horne, un yanqui sí, esa es la historia y como tal debe aceptarse.
El pasado existe, no puede cambiarse, aunque algunos pretendan negarlo, estará ahí, desafiante, tarde o temprano volverá sobre los que olvidan, porque siempre habrá alguien que recuerde lo que otros quisieron borrar.

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