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CONTIGO BESOS SALVAJES

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Por Esteban Fernández Roig Jr ()
Miami.- Les dije que la cantante preferida de mi madre era Blanca Rosa Gil, y hoy les cuento que el bolerista que le encantaba a mi padre era el gran Ñico Membiela.
Desde que escuchaba en el Bar Residencial, al frente de mi casa “Contigo Besos Salvajes”, le decía a mi madre: “Ya llegó el viejo, me está anunciando que está cerca”.
El inolvidable Ñico nació en Zulueta, Las Villas, el 3 de diciembre de 1913 y hace unos días se cumplieron 26 años de su fallecimiento aquí, en Miami.
Escuché a Ñico mil veces, me encantaban “En este Cabaret” y “Cuatro vidas», pero en realidad me gustaban todas sus interpretaciones.

Sólo lo vi una vez, de visita en la residencia de Rafael Sorí el director de la afamada orquesta güinera la Swing Casino. Le dije: “Mi padre lo admira mucho, y fue muchas veces al Ali Bar a escucharlo cantar junto a Blanca Rosa Gil y Chicho Vallejo”.

Exiliado desde 1963, completamente desconocido en la Cuba castrista, yo deseo desde mi trinchera rendirle un humilde homenaje a quien fue uno de los más grandes boleristas que dio nuestra patria.
Que le llegue hasta el cielo un fuerte aplauso de todos los que disfrutamos de Orgullo, Me robaste la vida, Trago amargo, Lo siento por ti, Dos cosas, Mi vida es una canción, Cuatro vidas, Adiós, En las tinieblas, Así, Ambición, Esperando carta y Te adoraré…

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