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¿Cómo pude vivir sin celular?

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Por Ulises Toirac ()

La Habana.- Ya iba a dos cuadras de la casa y de repente un pensamiento fugaz me paralizó. Sentí tal conmoción que intuitivamente me detuve y una sensación desagradable recorrió mi espinazo. Lentamente llevé mi mano al bolsillo derecho de mi pantalón aunque ya lo sabía: había dejado el móvil en la casa.

Como una centella pasó por mi mente el momento exacto en que lo puse a cargar. Allí lo había dejado… Con su raya verde fosforescente atravesando el display de arriba a abajo. Quieto. Con 12% de batería.

Involuntariamente me voltee para regresar a la casa a buscarlo pero inmediatamente un pensamiento lúcido me paró en seco: «tu no dependes de un celular, solo vas a pagar el gas a cuatro cuadras, no hay que exagerar».

Intenté seguir pero el cuerpo crispado se resistía. Me sentía como sin calzoncillos: nadie lo sabe PERO UNO SÍ. Di el primer paso hacia adelante venciendo una fobia inexplicable. Neil Armstrong y Buzz Aldrin debieron sentir la misma opresión al dar su primer paso en la Luna. Disimulé, los vecinos me saludaban y me miraban raro, o esa impresión me daba.

Y entonces avancé. Primero tímidamente y luego con más rapidez. Quizás atizado por la idea de que mientras más rápido, menos tiempo sin el móvil.

Y mientras caminaba, me preguntaba cómo coño logré vivir tantos años sin celular

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