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Por Manuel Viera ()
La Habana.- Desde hace unos días tengo una duda y tiene que ver con la venta de gasolina. Puede parecer una nimiedad, pero me preocupa.
Porque ahora es obligatorio poseer un vehículo para comprar gasolina por una aplicación y hay hasta que censar las plantas eléctricas como si les fueran a vender el arroz de la bodega.
¿Si un cubano, sin auto ni planta eléctrica, necesita un litro de gasolina para pintar en su casa, diluir pintura, limpiar la brocha o lavarse las manos… cómo hace para adquirirla?
Lo digo porque solo dejan abierta una puerta: la del mercado negro. Y, al final, ese cubano no dejará de pintar.
De mi padre heredé una podadora o chapeadora de esas que se usan para el jardín y cuando la hierba crece en el patio me es muy útil.
También conozco a muchos cubanos que se dedican a esa labor para subsistir. Y me pregunto, ¿cómo adquirir el combustible para esos equipos?
¿Quién va a censar eso: áreas verdes, comunales o la oficoda?
Parece un chiste… pero es real.
Vivo en el único lugar sobre el planeta donde vender menos es lo que hace feliz al dueño del negocio.