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CINE: EL GRADUADO

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Por Edi Libedinsky ()
Buenos Aires.- El 24 de enero de 1968, el mundo fue testigo del estreno de “El Graduado,” una película que cambiaría para siempre el panorama del cine estadounidense.
Dirigida por Mike Nichols, esta icónica historia de crecimiento catapultó a Dustin Hoffman a la superestrella como Benjamin Braddock, un reciente graduado universitario que se encuentra en una compleja relación amorosa con la Sra. Robinson, interpretada por Anne Bancroft.
El guion de la película, escrito por Buck Henry y Calder Willingham, ofrece una mirada aguda y satírica a la desilusión de la generación de posguerra, combinando humor con los temas profundos de alienación y rebeldía.
Con una duración de 106 minutos, “El Graduado” explora la crisis existencial de Benjamin mientras navega por las traicioneras aguas de la vida adulta. La trama se complica cuando se enreda con la Sra. Robinson, una mujer casada que lo seduce, sumergiéndolo en un romance secreto que complica sus sentimientos por su hija, Elaine, interpretada por Katharine Ross.
Esta historia de amor triangular se desarrolla en el contexto de los años 60, un período marcado por la agitación social y el cambio de normas culturales, convirtiéndola no solo en un relato personal, sino en un reflejo de la lucha de una generación.
La cinematografía del filme, realizada por Robert Surtees, captura la esencia de la época, utilizando técnicas inventivas que realzan su narrativa. El uso de primeros planos, colores contrastantes y encuadres únicos sumerge al público en el mundo de Benjamin, reflejando su confusión y anhelo. Además, la icónica banda sonora de la película, que cuenta con la música de Simon & Garfunkel, añade una capa adicional de profundidad. Canciones como “Mrs. Robinson” y “The Sound of Silence” encapsulan los sentimientos de desconexión y anhelo que prevalecen a lo largo de la película, convirtiendo la banda sonora en un personaje por derecho propio.
“El Graduado” no solo recibió aclamación crítica tras su estreno, sino que también logró un éxito comercial, recaudando más de $104 millones contra un presupuesto modesto de alrededor de $3 millones. Su impacto en la cultura popular ha sido profundo, inspirando innumerables referencias en otras películas, programas de televisión e incluso comerciales. La combinación única de comedia, drama y romance resonó profundamente con el público, convirtiéndola en un clásico atemporal.
En 1968, «El Graduado» se convirtió en un símbolo del cambiante paisaje estadounidense, abordando cuestiones de clase, moralidad e identidad de una manera que se sentía tanto relatable como revolucionaria. Su exploración de las complejidades del amor y los desafíos de crecer tocó una fibra sensible en los espectadores, convirtiéndola en un hito cultural que sigue resonando hoy en día. Al finalizar los créditos, los espectadores se quedan reflexionando sobre las incertidumbres de la vida y la a menudo incómoda transición hacia la adultez, un tema que sigue siendo tan relevante ahora como lo fue hace más de cincuenta años.
En resumen, “El Graduado” es una obra maestra que continúa hablando a los corazones de nuevas generaciones, recordándonos las luchas universales de la juventud, el amor y la búsqueda de un lugar en el mundo. Con su ingenioso guion, actuaciones estelares y estilo visual impactante, la película ocupa un lugar destacado en el panteón del cine estadounidense, asegurando su legado por muchos años más.

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