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BRUNO RODRÍGUEZ Y JOHANA TABLADA CUQUEANDO AL MONO

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Por Carlos Cabrera Pérez 

Majadahonda.- Los compañeros Bruno Rodríguez y Johana Tablada cuquearon al mono con sendas Equis (antes tuiteres), condenando el atentado fallido contra el expresidente estadounidense Donald Trump, pero descuidando la principal línea de combate ideológico del castrismo; hasta el extremo que el presidente Miguel Díaz-Canel les enmendó la plana y acabaron borrándolos.

La norma castrista establece que cada acto que ocurra en Estados Unidos -especialmente los relacionados con la violencia, la pobreza y desigualdad, la marginalidad y los avatares de la emigración, sean manipulados políticamente a favor del pan con na, y este domingo, el canciller y la pionera tenían el bobo solemne de guardia.

Para los más antiguos del lugar, la anécdota recordó el truene del desaparecido José Raúl Viera Linares quien, siendo vicecanciller, realizó unas declaraciones sobre la perestroika a un periódico latinoamericano, que encabronaron al comandante en jefe, hasta el punto de devolverle el atrevimiento con la publicación de su destitución en Granma, sin aviso previo.

En aquella época, no había redes sociales y los daños reales, o supuestos, se controlaban mejor por los gobiernos, pero el jesuita verde oliva había aprendido que -en tiempo de guerra- toda discrepancia es traición y no dudó en cortarle la cabeza política a uno de los altos funcionarios más cultos y mejor preparado de aquella cancillería.

Actualmente, las redes sociales amplifican -para mal y para bien- los aciertos y errores de unos y otros, y habrá que aguardar unos días para ver si el despiste de Rodríguez y Tablada les costará un mero tirón de orejas o si Díaz-Canel, previa consulta con el general estribo, amortiza al desgastado canciller y traslada a la konsomola a una unidad de producción y defensa de tajadas de aire contaminado con azufre y luz brillante. 

El Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) -como el resto de la superestructura comunista- no anda sobrado de cuadros para encarar la gloria cotidiana de la resistencia creativa y otros inventos miopes para retardar la llegada de la democracia inevitable.

Los errores son humanos y, por tanto, también existen en política, el lío está cuando son errores menores o mayúsculos, en este caso, la pifia no estuvo en publicar algo incompleto, sino en borrarlos o tenerlos que borrar, poniendo el foco de los jodedores en el despiste de ambos funcionarios.

Esta semana, Rodríguez y Tablada deberán hacer penitencia y mostrarse compungidos en los grupitos que se formen para comentar las elecciones estadounidenses y el magnicidio frustrado contra Trump; en el caso del ministro, deberá evitar emitir criterios en la merienda o el almuerzo, porque a Bruno no se le dan bien los comedores obreros, como recordarán los abnegados combatientes de la fílmica de las FAR, donde hizo su servicio social.

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