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BRUNO RODRÍGUEZ Y EL ARTE DE HABLAR DE SALUD AJENA

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Por Yeison Derulo

La Habana.- Bruno Rodríguez, el canciller cubano, ha vuelto a usar su cuenta de X (antes Twitter) para criticar lo que ocurre fuera de su burbuja. Esto sucede sin mirar el caos sanitario que tiene en casa.

Esta vez arremetió contra el gobierno de Estados Unidos por presuntos recortes en el presupuesto de salud. Aseguró que allá el acceso médico “es un privilegio y un negocio para transnacionales”.

Tremenda ironía viniendo de un funcionario que forma parte del régimen con uno de los sistemas de salud más colapsados del hemisferio.

Cuba no tiene insumos básicos, los hospitales están cayéndose a pedazos, conseguir un antibiótico es una hazaña. Además, los médicos —los pocos que quedan sin irse a misión o exilio— trabajan en condiciones deplorables.

Pero Bruno, desde la comodidad de su oficina con aire acondicionado y escoltas, cree tener la autoridad moral. Cuestiona la política sanitaria del país donde probablemente muchos de sus colegas viajan en secreto a tratarse cuando aquí no hay ni jeringas.

La crítica del canciller se basa en un reporte del Washington Post. El reporte habla de un posible recorte de un tercio en el presupuesto del Departamento de Salud de EE. UU. durante la administración Trump. Cita incluso que hay 20.000 salidas inminentes del personal del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés). Deliberadamente omite decir que en Cuba el éxodo sanitario no es por reestructuración, sino por desesperación.

En la isla, los médicos se van en balsa, cruzando fronteras, aceptando contratos humillantes o simplemente cambiando de oficio para poder sobrevivir. Y los pacientes, que antes presumían de tener una “potencia médica”, hoy deben llevar hasta el agua con la que se les limpia una herida.

Que un régimen que no puede garantizar una aspirina a sus ciudadanos intente dar lecciones de salud pública a Estados Unidos es el colmo del cinismo. Es el mismo guion de siempre: atacar a Washington para ocultar la podredumbre que tienen en casa.

Bruno debería dejar de leer tanto los informes del Post y caminar una mañana por el hospital Calixto García, por poner solo un ejemplo. Que entre a una sala sin previo aviso, hable con un enfermero que no duerme desde hace tres turnos y mire a los ojos a una madre que no encuentra un antibiótico para su hijo.

Ahí es donde debería gastar sus tuits, si es que en verdad le importara la salud de alguien.

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