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BRAM STOKER, UNA VIDA EN LA SOMBRA HASTA DESPUÉS DE SU MUERTE

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Historias de la Literatura
La Habana.- Abraham «Bram» Stoker falleció el 20 de abril de 1912 de sífilis. Murió en una pensión, pobre y sin conocer el éxito.
Como si fuera poco, su fallecimiento coincidió con el hundimiento del Titanic y apenas si apareció en la prensa.
El oficio de escritor no fue nunca su sustento principal, sino el de secretario.
Fue amigo, secretario y representante del actor inglés Henry Irving.
En ese empleo se desempeñó por 27 años y dirigió junto a él el Lyceum Theatre de Londres.
Florence Balcombe, exnovia de Oscar Wilde y viuda de Stoker, fue quien logró explotar comercialmente la obra de su difunto esposo.
Cuando Florence se enteró en 1922 de la existencia de la película alemana Nosferatu (la cual guardaba demasiadas coincidencias con Drácula), decidió demandar a los realizadores.
La viuda ganó el juicio y fue indemnizada con cinco mil libras esterlinas. Le fueron entregadas para que destruya (casi) todas las copias del film, y desde ese momento se constituyó en la dueña de una obra que, al igual que Drácula, nunca muere.

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