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Por Max Astudillo ()

La Habana.- En la vida se puede ser hijo de puta. No hay problemas con eso. Todos no tenemos por qué ser buenos, pero no puedes ser hp e ir por ahí vendiendo la imagen de hombre digno y cabal.

Eres un hp y punto. No pasa nada. Pero no quieras convencerme de principios que no tienes. Tus argumentos son tan fáciles de desmontar que hasta mi nieto Diego, de 10 años, no pudo menos que reírse. Ocurrió cuando, acalorado, fui a apagar el televisor.

¿No saben por qué lo digo? Por lo que dijo Díaz-Canel en la entrevista con los cuatro periodistas españoles. Vinieron a lavarle la cara al hijo de puta del presidente cubano.

El tipo les vendió el país idílico. De hecho, en algún momento les dijo: «ustedes lo han visto con sus propios ojos». Hacía referencia a algún lugar a donde los llevaron. Habían preparado el lugar de antemano.

Pero ni eso me molestó tanto. Lo que me sacó de mis casillas fue su referencia a los deportados. Y cuando dijo que su gobierno no iba a permitir que volvieran esposados.

«¡Hay que tener dignidad hasta para eso!», dijo el más indigno de todos los cubanos. Los cuatro periodistas que lo escuchaban se quedaron tan panchos…

¿Cómo se le puede ocurrir a este hombre decir que por dignidad no permiten que los repatriados lleguen esposados?

¿Qué diferencia hay entre traer a un repatriado con las esposas puestas o llevar a un preso político al velorio de su madre con un grillete? Pregunto.

¿Cuál es la diferencia entre traer esposado a un migrante y golpear a una mujer que salió a la calle a reclamar sus derechos?

¿Se olvidan que ellos apalearon, con sus indecentes boinas negras, a personas indefensas durante las protestas masivas del 11 y 12 de julio de 2021?

¿De qué dignidad hablan…?

¿De qué dignidad habla este tipo, que orientó amañar juicios para condenar a inocentes? ¿Cómo puede tener la desfachatez de decir que la dignidad humana está por encima de todo?

Él, ellos, su gobierno, han encarcelado miles de personas inocentes, solo por pensar diferente. Ellos casi que obligaron a Nicaragua a abrir la llamada Ruta de los Volcanes, por donde escaparon decenas de miles de cubanos.

Ellos hundieron el remolcador 13 de Marzo y el ferrocemento 20 Aniversario. Este último en Matanzas. Fusilaron a inocentes y permitieron que miles de cubanos se murieran en el Golfo o en la selva del Darién en manos de Coyotes. También les permitieron que se lanzaran al río Bravo con niños.

¿Cómo puede este hombre venir ahora a hacerse el digno? Dejaron morir a dos médicos en Kenia o Somalia por no pagar el millón y medio de dólares que pedía Al-Shabab por su rescate.

Los médicos no importaron. Pero se gastaron más de 20 millones en la campaña para que Elián González regresara a Cuba. Solo porque era de interés político, porque querían ganarle en un juicio a la comunidad cubana.

Con la campaña mundial por la libertad de los cinco miembros de la red Avispa, se gastaron más de 300 millones de dólares. No había un millón y medio para los médicos Landy y Assel.

¿Cómo puede un satélite de Raúl Castro hablar de dignidad o de vergüenza? Él es un desvergonzado total, un tipo que no merece ni un segundo el puesto que ocupa.

Personajes como este llevan mejor una corbata de soga al cuello y si no hay quien tenga valor de hacerlo, yo me brindo. El mal hay que arrancarlo de raíz y la falta de dignidad también.

El Díaz-Canel es mentiroso, incapaz, pero sobre todo es un personaje indigno, y los cubanos no nos merecemos a un tipejo así.

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