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Por Ulises Toirac ()
La Habana.- La primera semana del año entra «sabrosa». Ya es noticia (fuera de Cuba, aquí los «medios» no han dicho una palabra) el mercado abierto en el hotel Gran Muthu de 1ra y 70, aquí en la Habana, que solo acepta pagos en dólares cash o tarjetas con dólares de los de verdad.
Me niego a poner las imágenes porque son una bofetada en pleno caretón.
La tienda tiene DE TÓ. Lo cual confirma que no es falta de suministradores. El famoso bloqueo es relativo. «Hay dineros pa los que sí y hay dineros pa los que no». Y eso me pone a millón.
A ver, queridos patriarcas celestiales, ¿los dólares que ustedes convierten en MLC con un giro mágico de la mano no son dólares? ¿Dónde se meten ustedes esos dólares? ¿Cuál es la diferencia entre los dólares de esta tienda superabastecida y los de las paupérrimas tiendas en MLC?
¿Los turistas, no? ¿Cuáles? Porque yo no veo turistas por ningún sitio de la Habana. Pero, además, pensar que un turista viene a Cuba a comprar jabón y arroz, o juguetes o lavadoras, es de lo más «simpático» que yo pueda escuchar.
La brecha entre los desposeídos y los que tienen poder (de otra manera no es posible manejar los dólares que se necesitan para hacer compras en esta tienda) sigue incrementándose. Las injusticias sociales siguen haciéndose más evidentes y profundas. Estos no son los sueños de aquellos muchachos que se murieron por un ideal.
El resultado no va a tardar: la familia que envía dinero vía MLC dejará de hacerlo. Díganle adiós a ese clave porque, además, no le resuelve nada al que vive aquí. Los que mucho puedan enviarán dólares cash. Aumentará el tráfico de divisas. Una buena parte no podrá hacer esto (los que no tienen acceso a viajes continuos para mantener a los familiares porque no pueden darse ese lujo, ni la manera de pagar mulas que, por otro lado, arriesgarían el pellejo si no son «del comité»).
En fin, cada vez se me parece menos a los sueños de Martí. O de cualquier otro. Actuar en sus nombres con esta realidad, es negarles la pureza y el sacrificio por un mejor país y una mejor Nación.
SÍ, avanzamos. Decididamente. Aunque el sitio al que yo pienso que avanzamos no sea el que tratan de meterme en la cabeza.