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En promedio, los perros viven entre 10 y 13 años, lo que equivale a entre 60 y 74 años humanos.
Los comportamientos que indican que un perro está tratando de decir adiós.
La despedida de un compañero de cuatro patas es una de las experiencias más difíciles que puede atravesar una persona. El vínculo que se construye con un perro va mucho más allá del día a día: es un lazo de amor incondicional, lealtad y compañía.
Por eso, cuando ese momento inevitable se aproxima, muchos se preguntan cómo saber si su perro está tratando de decir adiós. Aunque no puedan hablar, los canes tienen formas sutiles de despedirse.
Muchos perros experimentan alteraciones en su actitud. Algunos se vuelven más cariñosos y demandan afecto constantemente; otros, por el contrario, prefieren aislarse y buscan lugares tranquilos para estar solos. El veterinario indica que esta necesidad de soledad no debe interpretarse como rechazo, sino como parte natural del proceso.
Es habitual que los perros en este período dejen de comer o beber. Esto ocurre porque el cuerpo ya no requiere la misma energía y comienza a apagarse lentamente. Aunque puede generar preocupación, se trata de un comportamiento esperable en esta etapa.
El cansancio extremo, la falta de interés por actividades habituales y el aumento del tiempo de sueño son señales claras. También pueden observarse cambios en la respiración, como jadeos sin motivo o respiraciones irregulares. Todo esto forma parte del proceso natural de despedida.
A pesar del cansancio, algunos perros buscan la cercanía de su tutor. Se acurrucan, apoyan la cabeza sobre el regazo o mantienen la mirada fija. En estos gestos silenciosos, se esconde una última necesidad de afecto, un último lazo que reafirma su confianza y amor.
En muchos casos, los perros ya no pueden controlar sus necesidades fisiológicas. Esto no es un acto voluntario ni un «retroceso» en su educación: es una consecuencia del deterioro físico. Lo mejor en estos momentos es brindar comodidad, higiene y contención.
Reconocer sus señales, estar presentes y ofrecerles paz es, quizás, el mayor regalo que podemos darles luego de una vida juntos.