
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Redacción Nacional
La Habana.- Yoamel Acosta Morales, presidente del Consejo de la Administración Municipal de La Lisa, en La Habana, está arrestado tras ser acusado de desfalcar un lote de motos eléctricas destinadas a diferentes direcciones del municipio, informó La Tijera.
Acosta Morales, quien también fungía como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), se encuentra actualmente tras las rejas, según confirmó una fuente cercana a la dirección municipal citada por el medio.
De acuerdo con La Tijera, el funcionario ya había sido señalado anteriormente por actos de corrupción relacionados con el robo de combustible, materiales de construcción y alimentos pertenecientes a dependencias del propio gobierno municipal. Sin embargo, esta vez habría cruzado todos los límites, al apropiarse de una parte considerable del lote de motocicletas eléctricas que debía ser distribuido en instituciones locales.
La nota precisa que al menos 20 motos eléctricas desaparecieron misteriosamente poco después de su recepción, y todo apunta a que fueron vendidas ilegalmente por Acosta Morales, conocido entre sus allegados como “el Presi”. Las autoridades locales iniciaron una investigación interna que, al parecer, confirmó las irregularidades y condujo a su arresto.
El caso, difundido por La Tijera, pone en evidencia la profunda crisis ética y moral dentro de las estructuras gubernamentales cubanas, donde la corrupción se ha vuelto una práctica extendida y tolerada en muchos niveles del poder. Lo ocurrido en La Lisa refleja cómo el control político absoluto no impide el saqueo institucional, sino que muchas veces lo ampara, al estar protagonizado por figuras del propio sistema.
Este nuevo escándalo se suma a una larga lista de casos de malversación, impunidad y desvío de recursos públicos que han sido denunciados por medios independientes en los últimos años. Tal como señala La Tijera, el arresto de Acosta Morales no solo expone un delito puntual, sino la descomposición estructural de un modelo de gobierno que se proclama incorruptible, pero que en la práctica se sostiene sobre los mismos vicios que dice combatir.