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Por Carlos Carballido.
La nueva pataleta del antitrumpismo tiene ahora otra novedosa caja de resonancia: “El Nuevo Campo de Concentración de Alligator Alcatraz”, inhumano, nazi y, sobre todo, que acabará con el ecosistema de los Everglades del sur de Florida.
Vamos por partes para desmontar otras de las tantas disonancias cognitivas del público estadounidense, intoxicado por medios de comunicación.
La nueva instalación está montada sobre el antiguo e inutilizado Aeropuerto Dade-Collier (KTNT), un proyecto aprobado por el presidente demócrata Lyndon B. Johnson, que tenía el objetivo de intensificar el turismo en esa zona protegida. No vi a ecologistas protestando por eso.
La instalación ocupa unas 39 millas cuadradas (la estación solo ocupa el 0,2% de esa area) y es utilizada por bomberos y oficiales del estado para preparación contra incendios y desastres naturales. Tampoco vi a ecologistas protestar por el uso de químicos en esas prácticas.
La zona ha estado en constante monitoreo por parte del estado, pero nunca representó riesgo ambiental porque está construida en lo que se denomina Zona de Amortiguamiento (buffer zone) de esos pantanos, para proteger áreas frágiles.
Según el National Park Service, en los Everglades existen unos 50 concesionarios de pesca y aerobotes, dos centros de visitantes, el campamento Flamingo, unos 200 negocios informales pertenecientes a reservaciones indígenas locales, entre otros microasentamientos mucho más contaminantes que Alligator Alcatraz y con los mismos sistemas de drenaje y tratamiento de residuos.
La comparación es aberrante, tal y como lo hizo el excongresista Joe García y sus correas de transmisión, sin un ápice de discernimiento.
Los detenidos cuentan, en las carpas militares de nueva generación, con cómodas literas, tres comidas al día, aire acondicionado, servicio de capellanía, atención médica 24 horas y un servicio de transporte de urgencias por helicóptero. ¿Que hay humedad? Sí. ¿Que no hay muchas áreas de recreación? Sí. ¿Que los baños no son privados? Sí. Pero hablamos de una instalación de detención y procesamiento, no de un resort cinco estrellas.
El entorno natural es agresivo. También lo son las instalaciones migratorias como Ten City, Arizona (aprobada por Clinton), Valle del Río Grande, Clint Border Patrol Station y Ursula Central Processing Center (ambas aprobadas por Obama). De las de Colorado, ni hablar.
Estos centros mencionados están ubicados en regiones de temperaturas extremas y desérticas, con animales peligrosos como serpientes cascabel y alacranes, que, a diferencia de un cocodrilo o una pitón, penetran constantemente por las cercas perimetrales. No vi a nadie preocuparse por esos peligros antes.
La disonancia cognitiva es ya demencial. Nos estamos dejando llevar por emociones generadas por los medios de prensa, las redes sociales y la falta de neuronas de sus consumidores. Y si a eso sumamos el odio gratuito hacia Trump, entonces ya nada puede hacerse.
¿Qué no es chistoso el chiste de los cocodrilos que se tiró Trump?, también. Pero eso es tema de otra discusión.
Personal federal destinado