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Por Ulises Toirac ()
La Habana.- A pesar de algunos montajes y convenciones pre-establecidas, hay muchos jóvenes universitarios plantados, rechazando una solución sectaria, y esto complica sobremanera el escenario.
Se hace complejo porque, en primer lugar, no sería (por muy numeroso que sea el grupo) un movimiento organizado y liderado sino que sería susceptible de 30 estrategias de disolución, yendo desde plantar rayadillos mediante presiones puntuales, hasta beneficios pactados en secreto. Pero, sobre todo, es complejo porque, a pesar de todo, la juventud es romántica.
La juventud es la que protagoniza los movimientos sociales. Y muchos de esos muchachos podrían plantarse «hasta que se dé marcha atrás».
Uno, que es viejo y ya va de vuelta, les puede decir que no hay marcha atrás con el tema Etecsa. Una, porque si hay algo cierto en todo lo dicho hasta ahora, es que está en la QUIEBRA (a mí no me pregunten a donde ha ido a parar todo el DINERO, este es un país en el que los planes son secreto de Estado y en lo que se usa mi «poder popular», también). Dos, porque nunca el Gobierno va a permitirse dar un indicio de debilidad.
Es complejo ‘conco…’, de verdad. Muchos de ellos quieren acabar de graduarse pa coger el título y largarse. Otros, con mil sacrificios, ven en graduarse otra posiblidad de armarse para el futuro.
El tarifazo (que es consecuencia lógica de todos los procesos económicos del país y que inevitablemente se expandirá porque todas las «empresas/sectores/ramos» están en las mismas), es botón de muestra.
La UNE no metió tarifazo (no del todo), sino apagones indiscriminados (y criminales), para sostener los puntos vitales únicamente y «darle un poco de electricidad al resto», pero aún así no hace rentable su operación. En algún momento tendrán que tomar una medida similar, porque no produce dinero como para mantenerse o crecer.
El resto, CUPET, MINCIN, etc., lo mismo. Hay sectores, como la construcción, que hace rato se fueron del parque.
Y para la población no son «estocadas», son zarpazos que arrancan hasta el tuétano. Empero, la ausencia de liderazgo y el extremismo, que ya no sólo es de los extremos, impiden un acuerdo social, un desarrollo movilizador de masas, así que se avecina un holocausto ante «el silencio de los corderos».
Ya te digo… Complejo. Muuuuuyyy complejo. Y lo vino a despetroncar la gigadependencia. No el hambre, no los apagones, no la represión, no el agua, no el gas. Pa que tu veas lo que son las cosas. Me recuerda el inicio de la tarea reordenamiento, que las miradas se posaron en las tablillas de precios de Coppelia.