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ADIÓS AL CABALLERO DEL DISEÑO

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Por Norge Espinosa ()

La Habana.- Acabo de saber que ha muerto Eduardo Arrocha, uno de los más grandes nombres del diseño escénico en nuestro país. Un maestro esencial, que tocó con mano de lujo tantas obras y les aportó su sello de innegable buen gusto y cubanía sin estridencias.

Diseñó para el teatro dedicado al público adulto e infantil, para el cine, para el teatro musical, para espectáculos de diverso tipo, y sus trabajos para el ballet y la danza en Cuba son esenciales: desde el vestuario de Giselle hasta el manto de Okantomí y los atrevimientos del nunca estrenado Decálogo del Apocalipsis.

Lo despido como el caballero que siempre fue. Como a un vecino al que tantas veces vi bajo el sol esperando algo que lo llevase al Vedado desde nuestro remoto Alamar, y como alguien que me regaló anécdotas y memorias que no dejaré de agradecer.

Qué pena, también, que lo hayamos perdido sin que pudiera ver su nombre impreso en las memorias de Ramiro Guerra, donde se le menciona con afecto, respeto y agradecimiento: siguen aumentando las deudas pendientes con quienes nos enseñaron a hacerlo todo siempre mejor.

Ya escribiré algo más sobre él, sin dudas. Por ahora, van aquí mis condolencias a sus familiares y amigos. Y un gesto más de tributo hacia un artista que nos regaló los mejores colores desde nuestros escenarios.

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