Por Alden González Díaz ()
Santiago de Cuba.- Tal y como ya hemos conversado anteriormente, la desinformación, el desconocimiento sobre temáticas específicas, el desfasaje, tienen bastante incidencia sobre elementos que funcionan mal en el ecosistema musical cubano.
Una de las razones por las que, a mi modo de ver, no existe industria musical en Cuba es el poco entendimiento por parte considerable de componentes de su ecosistema musical de qué es la industria musical como tal, de cómo funciona.
Me he llevado esa impresión a lo largo de todos estos años, por muy diversas razones, sobre todo comparando. Y hay un elemento inherente al funcionamiento de la industria musical, sin el que, de ninguna forma hay negocio de la música, que su incidencia es bastante incomprendida en Cuba: el manejo, la representación, el management…
Una definición promedio, basada en las diversas conceptualizaciones del manager o representante que uno puede encontrar pudiera ser esta: aquel encargado de la coordinación al completo de un proyecto o artista musical. Profesional dedicado a gestionar, promover y planificar estratégicamente la carrera de un artista.
El manager desempeña un papel crucial en la orientación de las carreras de los artistas, guiándolos en la complejidad de la industria de la música a través de la toma de decisiones estratégicas basado en su competencia, derivada de una combinación única de habilidades, experiencia y conexiones. Y hay algo en lo que coinciden la mayoría de las fuentes: el representante musical debe tener un profundo conocimiento del funcionamiento de la industria.
La mayoría de artistas musicales cubanos no entiende la importancia real del representante, tampoco las instituciones. Son muy pocos los artistas cubanos que consideran necesario a alguien que le planifique su estrategia de carrera, la gran mayoría quiere a alguien que les busque «pincha» con una varita mágica o a alguien con «buena pinta» que les haga recados. Y las instituciones llevan años acumulando un liderazgo a nivel global de ninguneo a los representantes musicales.
Ahora bien, los pocos artistas cubanos que sí quieren trabajar en equipo, con profesionales que puedan llevar sus carreras a largo plazo, no encuentran dónde escoger. Hay un gran desequilibrio entre el amplio caudal de proyectos musicales cubanos internacionalizables y la disponibilidad real de profesionales del management. Es un problema con doble vía.
A mi modo de ver ese palpable déficit tiene una notable responsabilidad en la incapacidad de internacionalización del variado producto musical cubano. La música cubana ha contenido demasiados proyectos y artistas musicales potencialmente comercializables para tan poco impacto real. Bien llevados pudieran tener impacto comercial lo mismo la Tumbita Criolla, que Síntesis, Rumbatimba, Felipe Labrada o Leonardo García. Pero en el ecosistema de la música cubana no se entiende que la responsabilidad en el éxito o fracaso de las carreras artísticas es absolutamente individual, de cada proyecto, y eso no se va a resolver a corto plazo.
El déficit de profesionales en el ámbito del management, al igual que otros problemas inherentes al ecosistema de la música cubana, no se resolverá mañana, por lo tanto esa añorada internacionalización masiva no la espere para la semana próxima, porque no va a llegar. Lo primero que debe pasar es que se reconozcan los problemas reales, cosa que dudo pase el mes que viene. Y una vez que llegue el día en que se reconozcan los problemas solamente la educación, la formación específica de profesionales del management, lo va a resolver. A partir de ahí, a muy largo plazo, se verán los resultados masivos.
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