A DIFERENCIA DEL MANAGER DEL CUBA, TRUMP HACE EL EQUIPO A SU MEDIDA

Por Javier Bobadilla ()

La Habana.- Trump, como los Lannister, siempre paga sus deudas. Todo aquel suficientemente loco como para seguirlo en su ascenso, posterior caída y dramático retorno, ha sido llamado a servir junto a él. Ha habido mujeres, izquierdistas, inmigrantes, mestizos y hasta demócratas, de todo lo que se decía que no iba a haber.

El Presidente de los Estados Unidos -POTUS por sus siglas en inglés- puede nombrar los cargos ejecutivos, pero los elegidos deben ser aprobados por el Congreso -el Senado y la Cámara de Representantes. Sabiendo que ambos tienen mayoría republicana, sería de esperar que los nombrados de Trump fueran aprobados directamente, pero esto no ha ocurrido.

Al primero que le batearon fue al propuesto para Fiscal General. Le sacaron unos asuntos con jevitas pre-pago sub-21. Una pila de senadores republicanos dijeron que no iban a votar por él, y el tipo solo se descartó para no revolver más aquello. Qué feo todo. En su lugar propone a Pam Bondi, Fiscal General de Florida del 2011 al 2019, que fue su abogada defensora en el impeachment del 2020.

Propone también a Robert F. Kennedy Jr. como Secretario de Salud, y este acepta. La familia le dejó de hablar por eso. Los Kennedy han sido demócratas desde el siglo antepasado, y este Kennedy -RFK- igualmente, hasta hace un tiempo. Hizo carrera como abogado especializado en Derecho Ambiental.

Los demócratas normales le tenían miedo porque era de extrema izquierda, y defendía casos de tribus indígenas contra empresas que quería construir hidroeléctricas en sus territorios. También es enemigo acérrimo de las grandes farmacéuticas, que según él son las culpables de todos los problemas de salud existentes, y que están ganado muchísimo dinero con eso. En su tiempo libre mezcla todo eso con teorías de la conspiración. En algún momento dijo que Trump era una mierda de ser humano, una desgracia para la democracia y que jamás en la vida se uniría a él en una campaña.

Pero eso a Trump le gusta. La gente extrema le fascina. Así que cuando RFK se postula como presidente y, poco después, se da cuenta de que nadie va a votar por él, porque los demócratas tienen sus propios planes y él no está incluido, los republicanos tienen al Hulk Naranja, y de independiente no ha ganado nadie nunca, Trump deja caer, así como casual, que él consideraría la oferta de tenerlo en su equipo. Así que RFK endosa públicamente a Trump, y deja a todo el mundo con las manos en la cabeza. Al otro día bajan las acciones de las farmacéuticas.

Piensa nombrar también a la teniente coronel Tulsi Gabbard como Directora de Inteligencia Nacional. El padre de Tulsi Gabbard es samoano, la madre de Indiana, y vive en Hawaii. Tulsi era demócrata también, hasta el 2022. Militar condecorada, carrera impecable, joven, mestiza, hubiera sido una muy buena opción como vicepresidenta de Biden, y candidata en estas elecciones, pero tenía un problema serio:

A Tulsi no le gusta quedarse callada, es extremadamente conservadora, anti-LGBTIQ, practica la religión hindú y detesta a los musulmanes, y como si todo esto fuera poco, se fajó una vez con Hillary Clinton. Es fácil entender que, después de esa bronca, no hay mucho espacio para crecer en lo demócrata.

Trump tiene buen ojo para estas cosas. Hace aliados a través del resentimiento. No le importa que todo sea por venganza. De todas formas, va a ser complicado que se la aprueben, porque Tulsi Gabbard está a favor de liberar de sus cargos a Julian Assange y Edward Snowden, cree que a Putin hay que dejarlo tranquilo, y que al-Assad no es un peligro para los EEUU y eso, para aspirar a ser la jefa de los espías, es una posición tremendamente contradictoria.

Parecía que Elon Musk iba a ser Jefe del Departamento de Asuntos Sin Importancia. Todo apuntaba a que cuando Trump cantara, Elon le iba a hacer lo apoyos, porque en el buen reguetón tienen que haber dos. Uno delante rapeando y otro atrás echándole guapería al enemigo imaginario. Pero no.

El Gran Elon Musk -enemigo jurado de Maduro- y el Patriota Americano Vivek Ramaswamy van a dirigir el Departamento de Eficiencia del Gobierno. Este departamento, que es nuevo, no es como los otros departamentos. Normalmente, para crear un nuevo departamento, el Presidente necesita aprobación del Congreso. Este no va a tener poder ejecutivo, va a ser de asesoría a la presidencia y, por tanto, no necesita aprobación de nadie.

Tampoco necesitan que les paguen. Los dos son milloneta fula, Elon Musk particularmente es el ser humano más rico del mundo. Elon, un día se levantó con el moño virao y se compró Twitter, que ahora se llama X. Ramaswamy fue candidato a la presidencia por el Partido Republicano al principio de estas elecciones, y se pagó la campaña de su bolsillo. Se gastó millones en eso, hasta que perdió contra Trump. A Trump le gusta la gente con dinero.

Y para los que dicen que no le gustan los inmigrantes, Elon Musk es un inmigrante sudafricano, y Vivek Ramaswamy es hijo de inmigrantes hindúes, y como Tulsi Gabbard, practica la religión hindú.

El nuevo departamento planea hacer una depuración del Gobierno. El Gobierno no es lo mismo que el Estado, ni que la Constitución. El Gobierno es la administración de un país, y su eficiencia puede evaluarse de la misma forma que la de una empresa. Milei tiene un ministerio semejante allá en Argentina. Lo interesante de este departamento es que promete ensayar una especie de democracia representativa, donde todos los ciudadanos norteamericanos puedan proponer y votar las modificaciones. Hasta el momento, Musk dice que las alrededor de 400 agencias del Gobierno se pueden resumir en 100, despedir al 75 por ciento de los empleados, y ahorrar $2 000 000 000 000. Si, todos esos ceros. No queda del todo claro cómo.

Trump dice que el nuevo departamento debe hacer entrega del proyecto el 4 de julio del 2026, en saludo a los festejos por el 250 Aniversario de la Declaración de Independencia.

Para finalizar, tenemos la sorpresa de la temporada. ¿Inmigrantes? ¿Qué mejor inmigrante que un cubano? El Senador Marco Rubio, propuesto a Secretario de Estado.

Los padres de Marco Rubio emigraron a los EEUU en 1956. Al triunfo de la revolución, pensaron volver a Cuba, e incluso lo intentaron. Cuando vieron para donde iba La Cosa, cancelaron y volvieron a los EEUU. Marco nació allá en el 71 y fue ciudadano norteamericano antes que sus padres, que no lo fueron hasta el 75. En el 93 se graduó de ciencias políticas, y de derecho en el 96. Es un ferviente devoto del bloqueo, y muchos habrán visto el video de su intervención en el Senado después del 11J, hablando de las sanciones al gobierno de Cuba.

Este no es todo el piquete de Trump. Estos son los interesantes. Son muchos más, pero el trabuco es unánime. Una vez que entras ahí, tienes que ir creyendo en lo que van creyendo todos. Te unes, y al otro día ya crees que a Putin hay que dejarlo tranquilo, que a Assange hay que liberarlo -ya está liberado-, estás en contra del aborto y de la inmigración, y nunca jamás en la vida te pusiste una vacuna.

De todos ellos, el único que no está loco, no tiene trapos sucios que ocultar, no se ha fajado con todo el mundo por ahí para atrás, no es un excéntrico ególatra delirante, no promueve teorías conspirativas judeo-reptiliano-masónicas ni «They are eating the cats», tiene la cabeza puesta sobre los hombros, puede analizar un problema objetivamente y tiene un entendimiento claro de la política, es Marco Rubio.

Él se fajó con una sola persona. Trump.

Mientras compitieron en las primarias de 2016, Marco Rubio chocó con Trump. En aquel momento muchos republicanos no entendían qué hacía Trump ahí. Marco Rubio le dijo todo lo que se le pasó por la cabeza. Le dio cuero por la manos chiquitas, lo llamó artista de la estafa, hizo comentarios de que los códigos nucleares no se le podían entregar a un individuo errático, y afirmó que Trump no estaba para nada preparado para ser presidente de los EEUU. Después Trump ganó las primarias, y ya no tenía sentido seguir con aquello. Endosó a Trump, siguió siendo senador, Trump ganó las elecciones generales, no apretó el botón nuclear y el mundo siguió girando.

Seguro estoy de que sigue sin gustarle Trump. Seguro estoy también de que a Trump tampoco le gusta él, pero sabe que necesita a alguien con ese detalle de la cabeza puesta encima de los hombros. El Secretario de Estado es el encargado de la diplomacia y las relaciones exteriores de los EEUU, y después del vicepresidente es el político con más rango en el gabinete presidencial. Si Marco Rubio tiene un buen desempeño, puede que en el 2028 esté compitiendo con JD Vance por la presidencia.

Y si me preguntan, yo aventuraría que JD Vance no va a poder luchar el vidrio necesario, porque Trump lo va a acaparar todo. Si logra torear a la naranja mecánica, Marco Rubio puede ser el más beneficiado en estas elecciones.

En Cuba, por supuesto, va a llover diarrea. Tampoco me importa mucho. Les repito lo del otro día. Si mañana el ron dice por fuera Havana Trump, a mí me va a dar lo mismo. Que salgan al machete GAESA y Pernod Ricard, que son los dueños y nunca en la vida me han regalado una botella.

El tema de Cuba ya aburre y se me van quitando las ganas de escribir. Si ustedes pueden aguantar tres horas de corriente cada dos días, ya pueden abrirse un Only de meterse cosas. Igual, a mí ese tipo de porno no me excita.