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Por Mauricio de Miranda ()
Cali.- El 4 de junio de 1989 tanques del Ejército chino irrumpieron en la Plaza de Tien AnMen para poner fin a una protesta cívica. Esta protesta comenzó como homenaje al fallecido ex-secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) Hu Yaobang. Hu había sido destituido de su cargo en 1987 por apoyar propuestas de reformas políticas al tiempo que se hacían reformas económicas. La protesta se transformó en una inmensa concentración popular que incluía a obreros, intelectuales y trabajadores en general.
Hu Yaobang (1915-1989) había ingresado en el PPCh en 1933. Participó en la Larga Marcha (1934-1935), y fue comisario político en el Ejército Popular de Liberación (EPL) bajo las órdenes de Deng Xiaoping. Esto ocurrió durante la guerra sino-japonesa y luego durante la Guerra Civil. Posteriormente fue secretario general de la Juventud Comunista China entre 1952 y 1966. Fue defenestrado durante la llamada Revolución Cultural.
Después de la muerte de Mao se convirtió en uno de los principales colaboradores de Deng Xiaoping, junto a Zhao Ziyang. Cuando en 1981 se produjo la destitución de Hua Guofeng como presidente del Comité Central del PCCh, Deng prefirió que fuera Hu quien ocupara esa posición. Zhao asumió como Primer Ministro. De esa forma, Deng pretendía abrirle paso a la «segunda generación» y se lo cerraba a la Vieja Guardia que le había ayudado a recuperar el poder. Deng consideraba a la Vieja Guardia «demasiado conservadores» en cuanto a reformas económicas.
Hu y Zhao fueron los alfiles de Deng en el proceso de reformas. Sin embargo, a diferencia de Zhao que se concentró en los temas económicos, Hu apoyó los reclamos democratizadores de un grupo de intelectuales, académicos y estudiantes universitarios. Este grupo tenía como cabeza más visible al astrofísico Fang Lizhi (1936-2012), quien había sido enviado a trabajar en una «comuna popular» (granjas colectivas) durante la llamada Revolución Cultural.
Por esa razón, fue criticado por la facción más conservadora del liderazgo chino. Logró que se le destituyera en 1987 como secretario general del Partido, aunque se le conservó como miembro del Buró Político, prácticamente sin funciones concretas.
Fue sustituido por Zhao Ziyang y este dejó el cargo de Primer Ministro. Este cargo fue ocupado por Li Peng. Él era el más conservador de la «segunda generación» del liderazgo chino. Con este movimiento, los conservadores lograban neutralizar a los reformistas. El manejo de la economía pasaba de Zhao a Li.
El 15 de abril de 1989 poco después de conocerse la noticia del fallecimiento repentino de Hu Yaobang, estudiantes de las universidades de Beijing y Tsinghua (las dos más importantes del país) comenzaron a concentrarse en Tien AnMen. Querían rendir homenaje a Hu.
Poco a poco se fueron incorporando estudiantes de otras instituciones educativas, artistas, científicos, escritores y trabajadores en general. Las protestas, iniciadas en Beijing, comenzaron a expandirse por otras ciudades como Shanghai, Chonqing, Xian y Ürumqi en la región de Xinjiang.
El homenaje inicial a Hu Yaobang se transformó en críticas a la inflación, la corrupción y la profundización de las desigualdades sociales. Finalmente llevó a reclamos de democratización del sistema político.
Durante casi dos meses se sucedieron manifestaciones, discursos, festivales artísticos y se diseñaban carteles. También se levantó una Estatua de la Democracia. Cuando Mijaíl Gorbachov visitó China en mayo de 1989, las protestas estaban en ebullición. Se pasó de las protestas espontáneas a la creación de asociaciones paralelas a las permitidas por el régimen. Las permitidas eran solo «correas transmisoras» del PCCh.
En la dirigencia china no hubo consenso frente a la respuesta. Zhao Ziyang se trasladó a la plaza para hablar con los manifestantes. Intentó oponerse a la posición de los conservadores partidaria de la represión.
Al final, Zhao fue también destituido y encerrado en prisión domiciliaria (sin juicio) hasta su muerte. Se impuso la facción conservadora con el apoyo de Deng y la Vieja Guardia. Así se decidió reprimir con contundencia, optando por el Ejército y no por la policía.
No se sabe cuantas personas murieron. Algunos afirman que varios cientos, otros hablan de 3000 a 10000. Da igual, el Ejército que supuestamente debe defender al país de agresiones externas se manchó sus manos de la sangre de ciudadanos desarmados.
Después se produjo la cacería de los líderes o incluso de aquellos cuyas caras habían sido mostradas en la televisión. Muchos fueron a las cárceles, otros al exilio. Vale preguntarse: ¿Es revolucionario reprimir a quienes protestan por las libertades y la democracia? Por supuesto que no. Eso es profundamente reaccionario.
También en aquel entonces, los manifestantes fueron acusados de «contrarrevolucionarios», de pretender instaurar un sistema «occidental» ajeno a la tradición china (sí, la tradición despótica).
También en aquel entonces una «orden de combate» fue dada para vergüenza del ideal socialista que supuestamente se defendía pero que en realidad se enterraba.
Hoy en día es clarísimo que China es lo que es. Esto es porque abandonó la economía centralizada de ordeno y mando, impulsó el desarrollo del mercado, abrió el país al mundo. Además, logró el más dinámico crecimiento y la mayor transformación estructural de un país en la época contemporánea.
Sin embargo, las libertades y la democracia siguen siendo asignaturas pendientes.