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Por Jorge Sotero
La Habana.- Siempre fui narizón, y mi padre, que la palabra bullying no la conoció porque en Cumanayagua nadie hablaba de eso, sí sabía qué hacer en esos casos: ‘cuando alguien intente burlarse de tu nariz o ponerte un nombrete, tienes que tener una burla preparada y otro nombrete para él. Tú eres mi hijo y no puedes ser hazmerreír de nadie’, me decía.
Muy pocos se atrevieron a hacer referencia a mi apéndice nasal en tono de burla. Al momento le buscaba un apodo y comenzaba a regarlo entre los amigos, que a los tres días ya lo habían fijado y se lo guardaban para siempre. Con los años, algunos entendieron que mi nariz era linda, y hasta alguna enamorada tuve solo porque querían saber cuál era la magia de aquella protuberancia en el rostro.
El gobierno cubano hace lo mismo. Tiene los ojos llenos de basura, pero busca la paja en el ajeno y hacia allá intenta llamar la atención. Y eso, que conste, no es de ahora. Ese cuento en Cuba es tan viejo como el propio comunismo. Desde que llegaron al poder los barbudos de la Sierra, comenzaron a encontrar problemas en los sistemas educacionales de medio mundo, hambre en la siempre bien alimentada Europa, inseguridad en Estados Unidos, y hasta muertes de niños en hospitales de cualquier lugar… hasta en Marte, creo.
Los que estábamos bien éramos nosotros, los cubanos. Y cuando todo comenzó a ponerse malo en la tierra, como le dicen donde nací al lugar de uno, al resto del mundo, como no podía ser de otra forma, comenzó a irle peor. Cuando los rusos -los soviéticos, que es casi lo mismo- abandonaron a los Castro a su suerte, apareció el bloqueo. Y el bloqueo fue el culpable.
Y ahora que estamos peor que el 95 por ciento de los países del mundo -y cuidado-, intentamos llamar la atención sobre Haití. Hay que proteger a Haití, el mundo se tiene que ocupar de Haití, Haití anda mal. Y la Cancillería emitió un comunicado para alertar de que allí puede haber una crisis, que afectaría a la región y no sé cuántas cosas más.
Y resulta que los cubanos, muchos, van a Haití a traer pacotilla. Y no solo traen ropa, conservas, pasta dental, papel sanitario y alimentos de cualquier tipo, sino que también vuelven con medicinas, condones, kits para que los niños y los jóvenes se arreglen sus dientes, equipamiento estéril para los salones quirúrgicos y hasta computadoras y celulares.
Tengo un amigo que hasta un par de drones ha traído de Puerto Príncipe. Y la Cancillería cubana abogando por Haití, llamando al mundo a pensar en Haití, como si Cuba estuviera mejor. Es una locura total, y demuestra que los que dirigen Cuba son muy descarados -que es lo que creo- o asimilaron tan bien vivir en una burbuja que no ven lo que ocurre fuera.
No voy a seguir sermoneando con lo de Haití y Cuba, solo les dejaré el comunicado íntegro de la Cancillería para que puedan sacar ustedes sus propias conclusiones.
Haití necesita más y mejor asistencia y cooperación internacional
(Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores)
Haití sufre una grave situación humanitaria y de seguridad, que agudiza la inestabilidad social y la pobreza causadas por siglos de saqueo colonial y neocolonial, subdesarrollo e intervención extranjera.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución que autoriza el despliegue de una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, cuyos efectivos podrán utilizar la fuerza en su ámbito de acción.
No es la primera vez que el Consejo mandata un despliegue militar en ese país. En esta ocasión, responde a una petición de las autoridades haitianas.
Cuba está a favor de la paz y la estabilidad en Haití, primer país latinoamericano y caribeño en sublevarse contra el colonialismo europeo, en alcanzar su independencia y en abolir la esclavitud en el Hemisferio Occidental.
Defendemos los legítimos derechos de su pueblo a encontrar una salida pacífica y sostenible a los enormes desafíos que enfrenta, sobre la base del pleno respeto a su soberanía.
La principal tarea pendiente de la comunidad interna-cional con Haití no es enviar un contingente militar.
Esa hermana nación caribeña, con la que la Comunidad internacional tiene una enorme deuda moral, necesita más recursos financieros para su desarrollo. Requiere, con urgencia, más y mejor asistencia y cooperación internacional, no solo para su reconstrucción, sino, además, para avanzar en el desarrollo sostenible del país.
Lamentablemente, muchos de los montos de ayuda financiera y material comprometidos por la comunidad internacional para Haití, como ayuda al desarrollo y para hacer frente a los efectos de los desastres naturales, fueron insuficientes, no se desembolsaron, o se absorbieron para gastos propios por innumerables organizaciones no gubernamentales extranjeras y agencias de ejecución de programas. En muchas ocasiones, no se respetó la voluntad de las autoridades haitianas ni las prioridades que estas establecieron.
Cuba reitera el llamado a abordar la situación en Haití con la debida atención a los problemas estructurales, económicos y sociales del país. Insiste en la necesidad de establecer mecanismos efectivos de ayuda que garanticen el uso eficiente de todos los recursos que aporte la comunidad internacional en beneficio del pueblo haitiano.
Apoyamos el llamado de la Comunidad del Caribe (CARICOM) a favor de una estrategia de desarrollo a largo plazo en Haití.
Nuestro país ha cooperado con Haití y concentrado sus esfuerzos en áreas en las que mayor impacto pueden alcanzar como la salud pública, elemento clave de la sostenibilidad y la estabilidad social de Haití; y también la energía, el agua, la educación, la agricultura y el deporte.
De manera ininterrumpida, Cuba ha mantenido, desde 1998, una brigada de profesionales y técnicos de la salud en Haití, para apoyar de forma incondicional a su pueblo, incluso durante el impacto de eventos meteorológicos y sísmicos, el brote de cólera y la pandemia de la COVID-19.
Cuba mantiene su compromiso solidario con Haití y le continuará brindando su ayuda incondicional. El noble pueblo haitiano necesita y merece más recursos y cooperación de la comunidad internacional.
La Habana, 6 de octubre de 2023
(Cubaminrex)