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Por Jorge L. León
Houston.- Fidel Castro no fue un genio fue un destructor, aquí lo demuestro. Él no hizo crecer al país, él lo destruyo . ¿Acaso eso es talento? Veamos esa supuesta inteligencia …
La inteligencia, en el ámbito político y social, no puede medirse por carisma, discursos o la capacidad de mantenerse en el poder a toda costa. La verdadera inteligencia se refleja en los resultados tangibles que un líder genera para su pueblo: prosperidad, bienestar, libertad y desarrollo sostenible. En el caso de Fidel Castro, la realidad demuestra una gestión marcada por el desastre, el retroceso y la miseria.
1. Un país próspero antes de Castro
Al asumir el poder en 1959, Cuba era un país con índices económicos y sociales envidiables para América Latina. Con una economía diversificada, comercio activo con más de cuarenta países y una moneda fuerte (el peso cubano llegó a valer más que el dólar en ciertas etapas), la isla gozaba de una posición respetable en el mundo. La esperanza de vida, alfabetización y acceso a servicios eran comparables a países desarrollados, y el ingreso per cápita situaba a Cuba en el puesto 20 a nivel global.
Este contexto refleja que no se necesitaba un genio para mantener el rumbo, sino solo un gobernante sensato que potenciara lo ya logrado. Sin embargo, Castro decidió abortar ese camino.
2. Errores económicos fatales: nacionalizaciones y aislamiento
El primer gran paso de Fidel fue la nacionalización masiva de empresas privadas, muchas de ellas cubanas y extranjeras, sin compensación justa ni planificación económica viable. Este acto no solo paralizó la iniciativa privada, sino que provocó el éxodo masivo de capital humano y financiero.
Peor aún, esta medida le llevó a enemistarse con Estados Unidos, el principal socio comercial y potencia regional. Rompió alianzas comerciales estratégicas para abrazar a la Unión Soviética, una potencia burocrática, planificadora centralizada y en decadencia que en ningún momento logró sustituir ni mejorar las condiciones económicas. ¿Es esta una decisión inteligente? Cambiar un socio dinámico por uno dependiente y en declive es un acto de ceguedad estratégica.
3. El socialismo como camino al estancamiento
Castro optó por avanzar hacia un socialismo rígido y autoritario, eliminando la pluralidad política y suprimiendo libertades básicas como la prensa independiente y la oposición política. Así, instauró un sistema en que el control absoluto del Estado sobre la vida social y económica llevó al país a una regresión social y cultural sin precedentes.
La abolición de la propiedad privada y la libre empresa, junto con el centralismo económico, generó un círculo vicioso de ineficiencia, escasez y corrupción. El modelo cubano se convirtió en un laboratorio fallido que, lejos de garantizar el bienestar, esclavizó a su población.
4. El culto a la personalidad y la retórica vacía
Fidel construyó un personaje mesiánico, rodeado de un ego descomunal que le llevó a justificar cualquier fracaso con discursos grandilocuentes, plagados de frases hechas, repitiendo modelos totalitarios y dictaduras nefastas como Hitler o Mussolini, como si imitar a tiranos fuera signo de genialidad.
Su capacidad para manipular a las masas no puede confundirse con inteligencia política, sino más bien con astucia para el populismo y el autoritarismo.
5. Las guerras inútiles y el internacionalismo fallido
El falso internacionalismo fue otra tragedia que marcó su gestión. Castro envió a miles de jóvenes cubanos a guerras lejanas —como en Angola y Etiopía— donde el único beneficiado fue su propio régimen, que vendía la sangre y juventud de su pueblo como moneda de cambio política.
Este internacionalismo no solo agotó recursos vitales sino que profundizó el aislamiento del país y la decadencia económica y social.
6. La miseria actual: legado palpable del fracaso
El resultado más claro y contundente de la “inteligencia” de Fidel Castro es la Cuba de hoy: un país con infraestructuras colapsadas, escasez crónica de alimentos y medicinas, pérdida de derechos civiles, migración masiva y una economía sumida en la pobreza extrema.
Este cuadro muestra que no hubo talento ni sabiduría en sus decisiones, sino soberbia, dogmatismo y autoritarismo. La historia no puede ocultar que la isla retrocedió décadas, perdió su libertad y fue sometida a un régimen que ha destruido las bases del progreso.
Asi las cosas …Mito desmontado … ¡¡¡De inteligente nada !!! fue solo eso un
destructor, un maníaco y promiscuo personaje sin merito ni virtud!
Decir que Fidel Castro fue un hombre inteligente es un mito que no resiste el análisis riguroso de los hechos y sus resultados. Su legado es el de un gobernante que priorizó su ego y su ideología a costa del bienestar y futuro de su pueblo. No hay inteligencia en destruir prosperidad, eliminar la pluralidad y sumergir a una nación en la pobreza y la opresión. La verdadera inteligencia política está en construir, no en destruir; en buscar alianzas estratégicas, no enemistarse con el mundo; en liberar, no en encadenar.
Fidel Castro no fue un genio, fue un destructor. Su historia debería servir como advertencia y no como modelo.