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Nadie es mejor que todo el equipo

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Por Jesús Hernández Villapol (Tomado del blog Crónicas de Júpiter)

West Palm Beach.- Constantemente se habla de la dependencia de los equipos de un determinado jugador, que si el Barça era dependiente de Messi, el Real Madrid de Cristiano o los Yankees de su toletero Aaron Judge. Y no falta razón cuando se argumenta que en la actualidad, los merengues tienen en Kylian Mbappé a su principal referente.

Y es lógico, si tienes a uno de los mejores, el juego debe girar en torno a él.

Pero, “nadie es mejor que todo el equipo”, frase que se le atribute a la leyenda del fútbol argentino Alfredo Di Stefano porque, a pesar del valor de las estrellas mencionadas, sin el resto de sus compañeros los logros estarían limitados.

Prueba de ello la ofreció el Paris St. Germain de Luis Enrique en la pasada temporada, que tras la marcha de Mbappé, su máxima figura, conquistó la Champions League después de fracasar reiteradamente con un plantel sobrado de luminarias. El juego coral, en que todos cumplen su función por la causa colectiva llevó el barco hacia el puerto deseado.

Los recordados “galácticos” (Real Madrid de la década del 2000) conformaron una plantilla que parecía lo ganaría todo y no fue así. Priorizaron nombres como Ronaldo Nazario, Raúl, Casillas, Figo, Zidane y Beckham por encima de lo que es un club de fútbol: armonía, sacrificio y entrega colectiva, eslabones vitales para el triunfo.

Fue muy comentada en aquella época la marcha de un jugador esencial en ese grupo, el centrocampista defensivo francés de origen congolés, Claude Makelele quien consideró que no recibía el adecuado trato salarial de acuerdo a su jerarquía y esfuerzo en la cancha. Su ausencia fue un golpe muy duro para el funcionamiento del equipo e influyó en su decadencia.

El documental “Last Dance” (El Último Baile), que llevó al cine la extraordinaria carrera del baloncestista Michael Jordan sacó a la superficie algunos aspectos que evidencian lo que significa el grupo, independientemente de la grandeza de un determinado jugador.

Concretamente, Scotty Pippen, el gran escudero de Jordan en la conquista de los 6 títulos de la NBA con los Chicago Bulls, se sintió ofendido al considerar que en el documental, no se le brindó la importancia que merecía en las conquistas alcanzadas por Michael. Un reclamo de que sin el talento y esfuerzo conjuntos, esos lauros no habrían sido posible.

En el béisbol se da el caso de los Yankees, que no obstante Aaron Judge haya conquistado el trofeo de jugador más valioso en la Liga Americana en tres ocasiones, el conjunto no logra el preciado objetivo de alzarse con la Serie Mundial, en lo que ya son 16 largos años de sequía.

Si cada pieza no hace lo que le corresponde: un corredor alcanzar una base adicional cuando existe la posibilidad, un camarero hacer el tiro con la rapidez necesaria para completar un doble play o si un lanzador no logra ese importante out que puede costar victorias, no es suficiente la notable faena de un jugador porque: “nadie es tan bueno como todo el equipo”.

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