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Nuestra paciencia ha sido enorme

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Por Alina Bárbara López Hernández

Matanzas.- Entre epidemia, escasez, apagones e injusticia, prisión política y compatriotas en peligro por huelga de hambre, evito enfocar la mirada hacia los problemas cotidianos que sufrimos todos.

Haré una excepción, porque ya es demasiado. Mañana será el día 17 en que cuarenta apartamentos permanecemos sin corriente, sin agua, sin posibilidad de cocinar nuestros alimentos, con montañas de ropa sucia, y con viviendas sin higienización adecuada.

Estamos recayendo en la solidaridad de buenos vecinos, somos nómadas con las ollas eléctricas, los ventiladores recargables -los que tenemos el privilegio de dormir un poco- y los teléfonos a cruzar la calle y ponerlos en las casas que se nos brindan.

Nadie quedará desamparado, dicen, pero aquí hay ancianos, niños y personas convalecientes del virus, y ningún funcionario ha venido a ocuparse de nada.

El viernes una comisión de vecinos se personó en el gobierno. Recibieron una atención amable, pero ninguna solución. Mañana vamos nuevamente, esta vez acompañaré a mis vecinos. Veremos qué dirán en esta oportunidad. No regresaremos sin una solución. Nuestra paciencia ha sido enorme.

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