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Por Yeison Derulo
La Habana.- La dictadura inauguró FIHAV 2025 como quien abre una feria medieval para distraer al pueblo del hedor que sale de sus propias entrañas. ExpoCuba volvió a llenarse de banderitas, discursos inflados y ministros con la sonrisa forzada, mientras a 25 kilómetros de allí la gente resuelve con agua azucarada porque no alcanza ni el café.
Dicen que la presencia de 700 empresas de 52 países es una muestra del “potencial” de Cuba, cuando sabemos que lo único que se ha multiplicado en la isla son los apagones, las colas y la falta de vergüenza de la élite gobernante. La FIHAV, en manos de estos tipos, no es un evento comercial: es una burla.
Oscar Pérez-Oliva, el viceprimer ministro que uno no sabe si habla en serio o si está actuando para la cámara, salió con el cuento de que celebrar este evento “es una declaración de voluntad”. Sí, voluntad tienen, pero para mentir. Hablan de diversificar mercados, de tecnologías avanzadas, de modernizar métodos gerenciales… y mientras tanto un cubano en Holguín tiene que vender los espejuelos del abuelo para poder comprar tres libras de pollo importado y rancio. La dictadura pretende vender un país que no existe: ni las inversiones florecen, ni los cubanos viven mejor, ni hay un ápice de transparencia en la economía.
Lo más gracioso —si algo en Cuba puede dar risa todavía— es la presentación de las famosas cinco áreas temáticas “estratégicas”. Unas áreas que parecen más un trabalenguas burocrático que una política seria. ¿Sinergias? ¿Prioridades? ¿Innovación? ¿En qué cabeza cabe hablar de innovación cuando los hospitales no tienen un termómetro y los maestros están dando clases con libros fotocopiados veinte veces? La dictadura hundió al país en el atraso y ahora pretende disfrazarlo con estands coloridos y paneles de LED.
Díaz-Canel, como siempre, posando para la foto, conversando con empresarios chinos mientras en Santiago de Cuba una madre llora porque no tiene luz desde hace 18 horas y el niño asmático no aguanta más calor. Que vengan compañías estadounidenses tampoco significa nada. Ellos pueden venir, poner su cartelito, escuchar la muela y tomarse un guarapo; al final saben que en Cuba nada se mueve sin la venia de la Seguridad del Estado y que cualquier inversión corre el riesgo de terminar secuestrada por la incompetencia crónica del régimen. No hay confianza posible en un gobierno que ni siquiera puede garantizar electricidad estable por 72 horas.
Y ahora anuncian con bombo y platillo el VIII Foro de Inversiones, con “nuevas garantías” para los inversores extranjeros. ¿Garantías de qué? ¿De que mañana no les intervienen la empresa? ¿De que pasado no aparece un militar vestido de civil dictando órdenes en la oficina central? Estas ferias son el teatro donde la dictadura pretende hacerse la moderna mientras el país se cae a pedazos.
FIHAV 2025 pasará, los ministros darán sus discursos, y después volveremos a lo de siempre: apagones interminables, miseria, hambre y promesas incumplidas. Lo único que avanza en Cuba es el cinismo del poder y la paciencia agotada del pueblo.