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Por Joel Ovidio ()
Debido a los seis años becado, desarrollé una habilidad excepcional para decir groserías. No me gusta llamarles malas palabras porque, de forma general, son solo palabras que salen en Malos Momentos. Ellos son los malos, los HP, los que provocan.
Como aquí no debo decir groserías, paso a mi Modo Decente, a menos que algo me provoque. Como expliqué en el párrafo anterior (espero estén atendiendo a la clase), cuando las situaciones me llevan al límite me da por decir palabrotas, no de forma aleatoria como pueden pensar.
Cuando quitan la corriente, por ejemplo, se me activa un botón que está ubicado entre la corteza frontal y la temporal del hemisferio cerebral izquierdo. Ese botón está conectado directamente con los nervios ópticos.
Ante la llegada de la oscuridad le teclea en nanosegundos la palabra… bueno… órgano reproductor masculino. Aunque quiera decir… testículos, me defeco en la progenitora, descendiente de meretriz, u otra, no sale.
Si al atizar el carbón de palo de pupitre viejo, no se prende o me quemo con la hornilla, entonces se activa otro botón que está en el lóbulo frontal, justo debajo de la cicatriz de una pedrada antiquísima. Éste tiene enlaces con la piel y ante calores o fríos insoportables manda la señal para vociferar la palabra… Testículos.
Si la quemadura coincide con el apagón (Siempre coincide), mis dos botones se fajan por priorizar su propia grosería. Es un momento de una intensidad tremenda que molesta casi como la quemadura o el apagón… bueno… no tanto así, disculpen.
Si, por casualidad, escucho alguna anormalidad sobre un tema delicado, y no tengo delante a quien la dice, ahí sí que mis cortezas occidentales se alborotan y son tantas las malas palabras que se puede escuchar, a dos metros de distancia, el sonido de todos mis botones.
En casos así se aplica aquello de que las malas palabras no me caben en la boca. Las voy soltando en ráfagas y hasta he desarrollado habilidades como ventrílocuo. No hay mejor sensación que sentir como sale desde el diafragma algo así como: «me recopulo en la vagina de la progenitora que lo expulsó en parto natural» ¡Que alivio da eso coño!