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El país en bancarrota y sus banderas ajenas

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Por Hermes Entenza ()

Nuremberg.- Ayer hubo otra marchita en Cuba; esta vez en apoyo a Venezuela (apoyo a la dictadura Madurista en Venezuela).

Cuba está destruida, agobiada de tanta carencia material y espiritual; pero el capo y sus consigliere’s levantan banderas y bocinas de «solidaridad» por cualquier motivo externo que sea permitido por sus «principios destructores».

Antes fue Angola, Gaza, la Luna, el Sol, la crisis de calor en el infierno, la madre de los tomates; cualquier cosa que los haga olvidar que están en bancarrota y que el pueblo cubano está en un viacrucis. La estrategia es evadir responsabilidades.

Hay censura, represión, el número de presos por manifestaciones callejeras aumenta, pero ¡caramba! han tenido la bajeza de prohibir un homenaje a Celia Cruz, en un momento tan caldeado, que se percibe el terror que tienen de perderlo todo de un tirón.

El país sufre una crisis sanitaria atroz; hay expansión de diferentes virus que se acentúan por la hambruna y la carencia de electricidad. Eso tampoco les importa; una pancarta histérica es más importante porque les sale más barato hacer ruido a favor de los psicópatas del mundo.

¿Por qué no se largan de una vez, y dejan que el pueblo reconstruya el país decentemente?

Yo no padezco de odios. Si se van, prometo enviarles, anualmente, dondequiera que estén, una barrita de maní molido «Made in Cuba», de esas envueltas en el papel casi trasparente por el aceite.

¡Váyanse!

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