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¿Invasión o consecuencia? La historia del oficial que nos acusó de vivir como animales

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Luego de repeler la invasión, curamos los heridos con colonia y nos dispusimos a trancar los prisioneros. Entre ellos estaba un oficial de alto rango. Se identificó como el Mayor JJ Göering. Es un soquetón el tipo y dijo que podíamos hacer lo que fuese pues no iba a hablar. La actitud del tipo nos llevó a utilizar algunos métodos infalibles.

Lo metimos dentro del pomo donde echábamos el azúcar y lo ubicamos en el primer cuarto, más conocido como Treblinka. En el momento de la detención había una temperatura de 38 grados Celsius que hace hablar al más duro. Media hora después pidió agua y le servimos de un pomo del refrigerador.

La botó y pidió agua fría. Todos nos partimos de risa. Al poco rato movimos el pomo cerca de la hornilla de carbón y el humo se apoderó del espacio interior. JJ empezó a toser y a protestar. A los cinco minutos decidió hablar. Moví el pomo hacia la meseta y le alumbré la cara con el teléfono. Lo increpé con fuerza para que dijera a quién servía.

El robusto jejen dijo que sirve a los servicios especiales del PUDIN, Partido Unificado de Desidia e Insensibilidad Nacional. Dijo que comandaba el Frente Arlety Roquefuente. Es un grupo que reclama los derechos de mosquitos y jejenes, usurpados por las personas.

Según él, nosotros nos estamos apoderando de su espacio natural, viviendo entre charcos estancados, basureros, aguas albañales y oscuridad y nadie hace nada por corregirlo.

Le expliqué al Mayor que somos inocentes pues no tenemos vasos espirituales ni agua en los tanques. Al preguntarle qué haría si lo soltaba, se paró en pose marcial y dijo: «Volvería a la lucha. No nos rendiremos mientras sigan viviendo como animales».

Todos nos miramos preocupados. Levanté al jejen, lo abracé con fuerza y lo puse en libertad. Hoy no han regresado. Aún así estamos con la guardia en alto.

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