
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Renay Chinea ()
Barcelona.- Cuando no me ha gustado lo que hace Trump… lo he dicho. Pero el plan de paz para Palestina, si se da, es una de las jugadas más exitosas y extraordinarias de la diplomacia en eras. ¡Me quito el sombrero con Donald Trump…!
Con este plan, complace a Israel, salva la carrera de Netanyahu y da sosiego a Israel para que vuelva a la productividad después de sufrir por los rehenes y los más de 900 caídos en combate para rescatarlos. Bendecidas sean sus almas.
El presidente da una vía de escape a los violentos, libera a los ciudadanos de Gaza de Hamás, ofrece dinero de reconstrucción, garantiza prosperidad y no obliga a irse a nadie.
Pero, además, relanza el Plan Abraham, que muy probablemente se acabará imponiendo.
Una vez desgajado de sus proxys, Irán será “pacificado“ de una manera u otra, y con él, Yemen. Sauditas, petromonarquías del Golfo, turcos y persas se alinearán en un islam no agresivo y más cooperante, pero con una fuerte influencia en la región.
Crecerán Egipto, Turquía, Palestina, Siria e Irak, junto con Arabia y los Emiratos.
Israel será el centro neurálgico de información y entendimiento en una región en expansión. Se pudiera concretar una zona comercial llamada Media Luna Verde o Creciente Verde, donde mismo nació la agricultura hace diez mil años.
Las naciones árabes que se han acercado a Israel por alguna vía (Marruecos, Egipto, Jordania, sauditas y los Emiratos del Golfo), interesados en el Plan Abraham —otra victoria de Donald Trump en su primer mandato—, están inclinándose al camino turco de tiempos de Kemal Ataturk. Es decir, un islam más vivible y menos agresivo. Coexistente.
Por otra parte, Trump está dejando KO a la izquierda europea.
Dicha izquierda, abiertamente pro-Hamás, se ha apoderado de la “causa palestina”, entre otras cosas, por la caída a los infiernos de los viejos paradigmas: Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Lo de la bandera de los palestinos se da por oposición a la nueva derecha Milei-Meloni-Trump, quien les está ganando todas las batallas y también les está fulminando en esta.
Solo les queda el pataleo de la neolengua de Orwell, donde se han instalado.
Ayer salieron a la calle en Madrid, según la guardia urbana, unos 70 mil ciudadanos; es decir, un 2,8 % de la población. ¿A favor de quién están los otros 97 %? ¿Por qué dicen “toda” España?
La izquierda ha puesto el dedo en la tecla del bulo, la mentira y la manipulación, y no lo puede quitar. Si, como dijo Thatcher: “El enemigo del comunismo no es el capitalismo, sino la realidad”, entonces a falsear la realidad se ha dicho. ¡A manipularla! Es su primer enemigo a batir. Se verán titulares tan esotéricos como que una vaca pare un ternero de dos cabezas o Netanyahu comete un genocidio.
Y pueden hacerlo porque cuentan con un ejército de mentirosos a sueldo y un cardumen de votantes parasitarios, seguramente subvencionados. Casualmente, España, con las manifestaciones más numerosas, es el país de más alto paro juvenil de Europa.
¿De qué genocidio hablan? La población palestina ha crecido entre cuatro y cinco veces desde 1947. Es la misma proporción en que han crecido los vecinos de Líbano, Siria y Jordania.
Cuba, en cambio, tenía en 1959 siete millones de habitantes. Hoy se calculan en algo más de nueve. En ese tiempo, Honduras, que tenía dos millones, se fue a los actuales once. Ganó ocho millones de personas. Guatemala, catorce; República Dominicana, otros ocho millones más… y Cuba solo dos. ¿Dónde hay entonces un exterminio? Solo Cuba y Venezuela han provocado la estampida migratoria más grande del hemisferio occidental: más de diez millones de desplazados. Ambos países están sumidos en la adversidad y la precariedad constante. Los índices de pobreza reconocidos por organismos internacionales son altísimos: en el caso de Cuba, más de un 90 %; en Venezuela, del 86 %.
Durante el genocidio armenio de principios del XX, los otomanos redujeron un 70 % la población de armenios. El Holocausto nazi exterminó al 35 % de los judíos en el mundo. En Ruanda, en cien días, fue asesinado el 75 % de la población tutsi. Los gestores de la desinformación eurozurda no quieren ver el holocausto donde en verdad está sucediendo.
Es hora de que, desde algún puerto cercano a Cuba (Miami, Veracruz, Montego Bay… o desde todos), zarpe una flotilla humanitaria que se llame Flota de la Verdad, cargada de alimentos y medicinas reales para Cuba.
Porque, en verdad, en Cuba hay un auténtico desastre humanitario ante los ojos del mundo. Y el sistema zurdo que domina los canales de información en Europa lo ignora.
Quiero saber bajo qué circunstancias apoyarían una flotilla de barcos vacíos a Gaza y rechazarían otra, con barcos llenos, a Venezuela y Cuba.
A ver… creo que tengo cinco pesos para empezar una ponina para los gastos. Me hace falta un barco.