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La historia de Bette Nesmith Graham es una crónica de ingenio, necesidad y empoderamiento femenino. Es la empresaria que, como madre soltera que luchaba por llegar a fin de mes, inventó el famoso corrector líquido Liquid Paper (conocido en español como Tipp-Ex o Blanco), transformando un pequeño truco personal en un producto esencial de oficina global y una fortuna.
Bette Nesmith (de soltera McMurray) nació en 1924 en Texas. Después de un matrimonio fallido que la dejó como madre soltera a principios de la década de 1950, se encontró trabajando como secretaria ejecutiva en el Texas Bank and Trust. En esa época, las máquinas de escribir eléctricas se estaban volviendo comunes, y si bien aumentaban la velocidad, también hacían que corregir errores fuera mucho más difícil.
Bette, que se consideraba una mecanógrafa lenta y cometía muchos errores, se estresaba constantemente por tener que rehacer páginas enteras debido a una sola errata.
Su momento de inspiración no vino del mundo de la oficina, sino del arte. Recordó haber visto a los artistas pintar murales en el banco: si cometían un error, simplemente pintaban sobre él. Se le ocurrió una idea simple: ¿por qué no pintar sobre los errores de mecanografía?
En su cocina, Bette comenzó a experimentar. Usando una licuadora y una mezcla de pintura a base de agua y pigmento blanco, creó un líquido corrector opaco. Mantenía una botella de su mezcla en su escritorio, junto con una brocha fina para aplicar cuidadosamente su invento.
Al principio, sus jefes no estaban contentos con su «pequeño desorden», pero sus colegas rápidamente se dieron cuenta de lo rápido y eficaz que era su método en comparación con los engorrosos borradores. Pronto, Bette comenzó a vender pequeñas botellas del líquido a sus compañeros de trabajo por 1 dólar cada una.
Ella nombró a su producto original «Mistake Out» (Fuera Error).
Bette pasó los siguientes años perfeccionando la fórmula con la ayuda de un químico en un laboratorio de pintura y, a pesar de ser despedida del banco por dedicar demasiado tiempo a su negocio paralelo, no se rindió.
En 1958, patentó su producto y lo rebautizó como Liquid Paper (Papel Líquido).
El éxito no fue inmediato. Las grandes corporaciones, incluida IBM, rechazaron la idea. Sin embargo, en un punto crucial, General Electric realizó un pedido masivo de 500 botellas después de que una secretaria del centro de distribución de GE, frustrada con sus propias máquinas de escribir, se convirtiera en una defensora entusiasta.
Ese pedido catapultó a la compañía a la producción industrial. En 1975, Bette Nesmith Graham estaba dirigiendo una empresa que operaba desde una sede de 3,250 metros cuadrad y producía 25 millones de botellas al año.
Bette Nesmith Graham fue una jefa inusual para su época. Creó una cultura corporativa progresista, ofreciendo beneficios como guardería, una biblioteca y programas de tutoría. Promovía que las mujeres mantuvieran su independencia financiera y profesional.
En 1979, a la edad de 54 años, Bette vendió la Liquid Paper Corporation a Gillette por 47.5 millones de dólares (una suma asombrosa para la época).
Murió solo seis meses después de la venta, dejando un legado de invención, tenacidad y empoderamiento. Su historia perdura como un poderoso ejemplo de cómo una necesidad simple, combinada con el ingenio y la persistencia, puede transformar un objeto cotidiano y crear un imperio multimillonario.