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Un poco de humildad no estaría mal y dejar que el fútbol hable

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Por Jorge Menéndez ()

Cabrils.- Desde hace días observo cómo la maquinaria barcelonista —prensa, redes, publicidad— se empeña en encumbrar a su nuevo rey: Lamine Yamal.

¿Es una necesidad imperiosa del club? Lo sospecho. Desde Messi, el FC Barcelona ha vivido en busca de un líder que no solo brille en el campo, sino que proyecte una imagen capaz de eclipsar, incluso, al propio club.

¿Alguien duda de las condiciones de Lamine? Por supuesto que no. El chico tiene talento de sobra, pero sigue siendo un niño de 18 años en formación. Y ya se le quiere cargar con la responsabilidad que dejó Leo Messi.

Esto ya lo vimos con Ansu Fati. Laporta lo elevó como el “siguiente Messi” y luego intentó desvincularlo del club sin miramientos. Hoy Fati juega en el Mónaco, tras un paso discreto por la Premier.

He visto entrevistas en las que Lamine afirma que aspira a ganar varios Balones de Oro. No sé si esas palabras son suyas o inducidas por el entorno del club. Pero la realidad es que Lamine es un proyecto de estrella, no una estrella consolidada. Y se le está utilizando como bandera del presente y del futuro, sin que aún lo sea.

Ayer, sin ir más lejos, comenzó el partido contra el PSG con una jugada brillante… y poco a poco se fue diluyendo, como todo el equipo. Eso demuestra que están sobrecargando al chico con una responsabilidad que, por edad y madurez, no le corresponde. Y temo que, si siguen por ese camino, lo conviertan en un “Fati 2”.

No es lo mismo brillar contra el Celta o el Getafe que hacerlo frente al PSG en Champions.

También leí publicaciones del propio Lamine calentando el partido. Y visto lo visto, lo mejor sería guardar silencio y dejar que el fútbol hable.

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