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Por Eduardo González Rodríguez ()

Santa Clara.- Muchos hemos quedado en esa silla que, según Silvio Rodríguez, está al borde del camino. Y para colmo, no nos hemos sentado a pensar. Pensar es peligroso. Es mejor sentarse y sobrevivir, ¿verdad?

Por acá el picadillo y la biblia, por allá el silencio y el pan… y así. Un día más sin buscarse problemas mientras sube de precio el picadillo y el pan desaparece de la tienda, pero un día más sin buscarse problemas, sin que el Alguien que apunta con el dedo y escribe nombres en la libreta negra, te ponga arriba el microscopio.

Total, sudar en apagón no es un problema, ni estar despierto en batalla desigual con los mosquitos. Total, está demostrado que con quejarse no se resuelve nada.

Aquí la cosa es luchar por la izquierda un pedazo de carne, o vender hasta el alma para comprarle a la chama un par de tenis baratos y bonitos que combinen con la tristeza de sus ojos. ¡Total, si todos tenemos miedo!

Es mejor estar sentados hasta la eternidad, sobreviviendo, a ver si, casualmente, los que siguen arrastrándose por el camino un día nos arreglan los problemas. ¡Allá ellos si se creen el cuento de la conciencia y las ideas! ¡Allá ellos si los meten en la cárcel!

No acaban de enterarse de que están metiendo presos a los pobres, porque son los pobres los que no se callan las picadas, las angustias y las ojeras, y claro, los que hacen plata no tienen ni una razón para quejarse. Por eso, quizás, la gente con dinero es casi siempre gente inocente. ¡Es que lucen tan bonitos! ¡Es que lucen tan sanitos!

Abrazos de luz, hermanos, aunque el apagón persista

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