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Beatriz Johnson entre carros de turismo, poder y la soga que aprieta en Santiago de Cuba

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Por Yosmany Mayeta Labrada ()

Santiago de Cuba hierve entre rumores que ya dejaron de ser simples comentarios de esquina para convertirse en voz popular y casi certeza de expediente. El nombre que más se repite en bocas y pasillos es el de Beatriz Johnson Urrutia, alias “El Bombón Asesino”, Primera Secretaria del Partido en la provincia, ahora señalada como parte de la trama de desvío y rejuego de carros de turismo.

Se trata de vehículos «oficialmente» dados de baja que reaparecieron en manos de jefes, militares, familiares de dirigentes y dueños de mipymes de la calle Trocha, comprometidos con la cúpula comunista.

El pueblo lo describe con una frase contundente: “mucho con demasiao’”.

Una red de poder e impunidad

Lo que comenzó como un murmullo ya arrastra casi una veintena de detenidos, entre ellos altos funcionarios de la policía y directivos de empresas estatales. Pero el patrón se repite: mientras algunos pagan, otros se salvan. La versión de que La Johnson está detenida en su casa y fuera de funciones es falsa, aunque su figura luce desgastada, sin brillo, golpeada por los “jalones de oreja” desde La Habana.

La caída del ícono oficial

Su última aparición pública este jueves, durante la visita sorpresiva (ni tan sorpresiva) de Díaz-Canel a la Termoeléctrica Antonio Maceo (Renté) que ya habíamos anunciado en esta página, fue el retrato perfecto de su declive: cabizbaja, apagada, a la sombra del dictador, ya no en la delantera de la puesta en escena política.

El contraste con la imagen arrogante y sonriente de hace unos meses es la señal más clara de que algo se resquebraja en la cúspide santiaguera.

El juego sucio de siempre

En el ‘Chago’ nadie duda de su implicación: “está metida hasta el cuello”, repiten una y otra vez. Pero, como dicta la lógica del poder en Cuba, ella moverá las fichas necesarias para que las cabezas que rueden no sean las suyas.

Subordinados, chivos expiatorios, mipymeros, cualquiera menos los mandamases. Así funciona el castrismo: sacrificar peones para mantener intacta a la reina.

Donde todos cantan

Mientras tanto, en el Centro de Operaciones de Versalles, los interrogatorios siguen sumando voces. Ahí, dicen, “todo el mundo canta” y la soga se aprieta sobre funcionarios, directivos y policías. Cada día caen más nombres, pero la duda persiste: ¿hasta dónde dejarán que llegue la cuerda?

El veredicto de la calle

La verdad oficial puede maquillarse, pero en Santiago el pueblo ya dictó su sentencia. En la guagua, en la cola del agro, en cualquier esquina se repite sin miedo: “El Bombón Asesino está embarrada hasta el cuello, y si se salva, es porque en Cuba la ley no existe para los que mandan.”

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