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Turismo en ruinas y una dictadura pintando un paraíso

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Por Redacción Nacional

La Habana.- El evento Destinos Gaviota 2025, celebrado en Cayo Santa María, vuelve a mostrar la capacidad de la dictadura cubana para maquillar su realidad con postales turísticas mientras el país se derrumba.

El turoperador español Enjoy Travel Group anunció la movilización de 130 agencias de viajes y colegas mexicanos hacia la isla, en un esfuerzo por reforzar la imagen de un “paraíso” que en verdad no existe. El régimen usa estos encuentros como plataforma propagandística para atraer divisas, no como una vía real de desarrollo para la población cubana.

Las aerolíneas mexicanas Viva Aerobús y Magni Charters, junto a cadenas hoteleras controladas por el conglomerado militar Gaviota, hicieron posible la llegada de los participantes. Sin embargo, detrás de esos hoteles de lujo levantados en cayos aislados, persiste un país donde la mayoría de los cubanos no tiene acceso a alimentos básicos ni a medicinas. La dictadura abre los brazos al turismo extranjero, pero cierra los ojos ante la miseria cotidiana que golpea a su pueblo.

El discurso oficial insiste en que estas ferias buscan “fortalecer los lazos comerciales” y “crear un ecosistema sostenido del turismo”. La realidad es otra: el turismo en Cuba está monopolizado por empresas militares que se quedan con la mayor parte de las ganancias. Los campesinos, los transportistas y los trabajadores comunes apenas ven una fracción mínima de esos ingresos. Todo se concentra en la élite que gobierna, mientras los ciudadanos siguen atrapados en la precariedad y la represión.

Cuba no es un país clave para nadie

El régimen vende playas y hoteles a inversionistas extranjeros, pero el cubano promedio ni siquiera puede pagar una noche en esas instalaciones. Hablan de un país “clave” para el turismo mexicano, pero silencian que dentro de la isla la gente hace colas de horas para conseguir un litro de aceite o un poco de pan. Esa doble moral es parte del cinismo estructural de la dictadura: mostrar un escaparate de prosperidad que nada tiene que ver con la vida real en las ciudades y campos del país.

Destinos Gaviota 2025 no es más que otra operación de propaganda con la que el castrismo «intenta oxigenar sus finanzas». Los hoteles estarán llenos de visitantes extranjeros mientras las calles de Cuba siguen vacías de esperanza.

El turismo puede ser un negocio rentable, pero en manos de la dictadura no es desarrollo, sino saqueo. Cada avión que aterriza con turistas es también un recordatorio de que el régimen sobrevive gracias a la explotación de un pueblo condenado al hambre y al silencio.

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