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Por Manuel Viera
La Habana.- Ha sido un fin de semana muy duro para todos los cubanos. De apagones, sin agua, de depresión y tristeza. Fue un fin de semana horrible, pero una vez más superado por la familia y la fuerza del cubano que se niega a fenecer.
Y allí vamos pasándole un poquito de arroz o un cubito de agua al necesitado, un cable con corriente al vecino, una palabra de aliento al desconocido, todos como buenos cubanos.
No todo fue malo. Hoy entré a un establecimiento y poco a poco comenzó a llegar gente. Afuera se agrupaban algunos y pensé en lo peor mientras observaba con el rabillo del ojo.
Luego comenzaron a decirme cosas hermosas, elogios, frases de apoyo y agradecimiento. Fue el antónimo de un acto de repudio. Fue un acto de apoyo. Me emocioné entre cubanos, me encogí, me puse chiquitico y se me acabaron las palabras.
De verdad, muchas gracias. De todo lo malo se sale. Toda mi fe, mi preocupación y mi amor están puestos en el pueblo de Cuba.