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La probabilidad de que un novato haya impactado a C. Kirk es 1:1700

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Por Carlos Carballido

Segundos después de escribir este artículo Trump dice que el asesino está en custodia. Y que el arma no fue un AR15 como se dijo inicialmente sino un Mouser calibre 30 06. De ser asi los valores descritos en el articulo sobre el arman empeora mucho mas. Veremos si quien nos presente puede responder a este parámetro.

El FBI difundió imágenes del supuesto tirador del activista conservador Charlie Kirk en la Universidad del Valle (Utah), aunque todavía no confirma si se trata del autor.

También liberó un video en el que aparece un individuo huyendo desde su POV (punto de visión), saltando de un techo sin lastimarse y alejándose como “Pedro por su casa”.

¿Podría ser el asesino? Tal vez. Pero nadie explica por qué la cámara de seguridad siguió su movimiento ni por qué nunca se ve el arma de largo alcance.

Aquí aparecen nuevamente las mil y una teorías. A la postre, solo sirven para desenfocar la opinión pública en hechos que casi nunca llegan a aclararse. Ahí están, como ejemplo, los dos intentos de asesinato contra el presidente Trump.

Las conjeturas

El problema no está solo en la inconsistencia de las autoridades. También en quienes reaccionan desde la emoción. Vuelven a revivir la teoría de que se trató de un transexual resentido o, en el peor de los casos, “un mariconcito” que, con un AR-15 desde un techo y buen clima, pudo impactar a Kirk a 200 yardas (183 metros).

El argumento se apoya en que el AR-15 fue diseñado para mayor alcance y basta con una mira telescópica. Sin embargo, los hechos y la balística dicen otra cosa.

Según el U.S. Army Marksmanship Manual (TC 3-22.9), un tirador novato —alguien que practica una vez por semana con la misma arma y calibre— apenas logra agrupar disparos en un círculo de 33 cm a 200 yardas. La probabilidad es de 0.06 por cada disparo. En otras palabras: dar en la carótida de Kirk era prácticamente imposible para un novato.

El mismo manual advierte que, a diferencia de un profesional, un principiante no controla la respiración, el trigger squeeze (presión del gatillo) ni la postura. Suele anticipar el disparo (flinching), mover el cañón y desconoce cómo ajustar miras para distancia o viento lateral.

El National Research Council, en The Bullet’s Flight: From Powder to Target, añade que la dispersión de disparos en manos inexpertas hace casi irreal un impacto mortal a 200 yardas contra un blanco que, aunque sentado, podía moverse y estaba bajo sombra.

Las versiones que no cuadran

Para superar ese obstáculo, el tirador tendría que haber recibido entrenamiento específico para ajustar miras y compensar contraste de luz. Algo muy difícil para un aficionado o un cazador ocasional.

Tampoco encaja la narrativa de la huida. El video no muestra si el sospechoso llevaba un arma larga. Podría haberla desarmado y metido en una mochila, pero solo un tirador experimentado desmonta un AR-15 en 5 o 10 segundos bajo presión.

Un novato, incluso con práctica, tardaría más en retirar los dos pernos de pivote (take-down pins). Y para que un AR-15 quepa en una mochila hay que desmontar culata, cargador, óptica o cañón, lo que exige herramientas y tiempo adicional.

La teoría de que este crimen fue obra de un transexual resentido que entrenó, aprendió a saltar techos sin romperse un tobillo y encima acertó un disparo letal en la carótida de Kirk suena menos a crimen real y más a un guion hollywoodense.

Alguien así necesitaría suerte perfecta. Bryan Litz, experto en balística, elaboró una fórmula aún usada por tiradores del Army y la OTAN: el impacto equivale al área del blanco dividido por el área de dispersión. Incluso suponiendo que el sospechoso practicara 4 veces al mes, su probabilidad de éxito era de apenas 1:1700.

¿Imposible? No. En una ráfaga de 1700 disparos, uno podría ser mortal. Lo improbable es lograrlo con un único tiro.

Todo apunta a que no fue una operación de principiantes. No solo hubo un disparo certero: también una vía de escape limpia, dos señuelos y un relato simbólico con mensajes trans en los casquillos.

Así se escribe la historia: con buenos disparos, salidas limpias y teorías que se acercan más a la ficción que a la verdad.

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