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Por Sergio Barbán Cardero ()
Miami.- La arquitectura de defensa armada por Nicolás Maduro constituye un riesgo inminente de utilización de la población civil como escudo humano, en abierta contravención del derecho internacional y con graves consecuencias humanitarias en caso de un enfrentamiento armado.
El régimen asegura contar con 4,5 millones de civiles integrados a la defensa nacional, lo que expone a personas sin preparación militar a la primera línea de fuego.
El verdadero propósito no es proteger al país, es usarlo de carne de cañón para garantizar la supervivencia de la élite política y militar vinculada a la corrupción y al narcotráfico, trasladando el costo humano a los sectores más vulnerables.
Cada baja civil sería convertida en un instrumento propagandístico para movilizar la opinión pública internacional contra Estados Unidos.
No le importan los ancianos, mujeres, obreros o campesinos que se sacrifiquen en esa estrategia; lo único que interesa al régimen es utilizar sus muertes como capital político y mediático.
Esta táctica, lejos de ser original, reproduce métodos empleados por grupos terroristas del Medio Oriente, como Hamás, expertos en usar a la población como escudo humano con fines propagandísticos.